Lecturas del 4 - 09 – 16 – Ciclo C –
Libro de
¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor?
Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones.
Nos
cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance
lo descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que está en el
cielo?
¿Y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dadola Sabiduría y enviado
desde lo alto tu santo espíritu?
Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, porla Sabiduría , fueron salvados".
¿Y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dado
Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, por
Palabra
de Dios.
Salmo
89
R: Señor, Tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos". Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R
R: Señor, Tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos". Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R
Tú
los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de
mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se
marchita. R
Sácianos
en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que
descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar
la obra de nuestras manos. R
Carta de Pablo
a Filemón 1,9b-10.12-17.
Queridos hermanos: Yo Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
Queridos hermanos: Yo Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
Te
lo envío como si fuera yo mismo. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado,
para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del
Evangelio.
Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario. Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo. Palabra de Dios.
Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario. Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 14,25-33.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla?
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Palabra del Señor.
Dios
nuestro, Padre de la luz, tú has enviado al mundo tu Palabra, sabiduría que
sale de tu boca, Tú has querido que tu propio Hijo, Palabra eterna que procede
de ti (Jn 1,1-14), se hiciera carne y viviera en medio de tu pueblo.
Envía
ahora tu Espíritu sobre nosotros: Que Él nos dé un corazón oyente (1 Re 3,9),
nos permita encontrarte en tus Santas Escrituras y engendre tu Verbo en
nosotros. Amén
Reflexión:
La opción de ser discípulo. En tiempos de Jesús, mucha gente le seguía, algunos como admiradores,
otros quizás atraída por su proyecto.
Hoy vemos
cómo Jesús les expone claramente las condiciones para llamarse “discípulo”
suyo. El discípulo debe estar dispuesto a subordinarlo todo a la
adhesión al maestro para darle la prioridad al reino de Dios y estar
dispuesto a llevar la cruz que le toque, es decir hay que aceptar y
sobrellevar los obstáculos del camino como consecuencia del seguimiento.
Las actitudes que se requieren: aprender a discernir con realismo y sabiduría. La necesidad de una
correcta evaluación de la situación antes de emprender un proyecto tan
importante, presupone un gran realismo y prudencia ante el entusiasmo inicial
en la decisión por el discipulado.
Se
requiere, como lo ilustran las dos pequeñas parábolas que leemos hoy, el
realismo del arquitecto que construye un edificio y la prudencia de un rey que
enfrenta una guerra. En otras palabras, hay que evitar las falsas
ilusiones, puesto que no basta la buena voluntad para ser cristiano, y hay que
ser suficientemente sabio, para poder enfrentar los riesgos que este compromiso
implica. Ser discípulo de Jesús comporta decisiones y riesgos que determinan la
vida entera de quien hace la opción.
Las exigencias del discipulado. San Lucas nos sigue presentando el viaje de Jesús hacia
Jerusalén. Casi que podemos imaginarnos los caminos polvorientos y solitarios,
a lo mejor en medio de un desierto pedregoso como el de Judá, que sube hacia el
monte Sión, la anhelada meta de cualquier peregrino judío.
Jesús
acaba de salir de la casa de uno de los jefes de los fariseos, donde participó
en un banquete durante el cual dio su enseñanza sobre el banquete del Reino y
la invitación para participar en él.
Cuando Jesús retoma el camino, se da cuenta de que mucha gente lo sigue, entonces se da media vuelta, los mira y comienzan las palabras de Jesús.
Cuando Jesús retoma el camino, se da cuenta de que mucha gente lo sigue, entonces se da media vuelta, los mira y comienzan las palabras de Jesús.
Posponer los otros amores. “Si Cualquiera que venga a mí…”. Tenemos una primera imagen
positiva de la respuesta vocacional, acercarse, ahora quien da el primer paso
en la respuesta a la llamada de Jesús, se le pide que también
que “oiga” la palabra que le da solidez a su opción.
Como
leemos en el sermón de la llanura: “Todo el que venga a mí y oiga mis
palabras y las ponga en práctica… es semejante a un hombre que, al edificar una
casa, cavó profundamente y puso los cimientos” (Lc. 6,47). “y no me
ame más que…”.
Siguiendo
el lenguaje del Antiguo Testamento, lo que se está diciendo es que hay que colocar
todos los valores de este mundo en un segundo rango, puesto que los intereses
de Dios están en
juego.
De ahí que
se trata de una renuncia a colocar en el centro de nuestras vidas a una persona
diferente de Jesús. Por eso lo mejor es traducir esta expresión entendiendo que
no se trata de un descuido de los legítimos amores de la vida, sino de una
subordinación de todos ellos al amor primero y frontal de Jesús.
En la opción por Jesús todos, absolutamente todos los intereses, los “siete amores” del corazón de todo ser humano: Padre, Madre, Esposa, Hijos, Hermanos, Hermanas, la propia vida quedan en segundo lugar cuando uno se compromete con el Reino de Dios.
Desde lo más profundo se reordenan, en un cambio radical, los afectos del discípulo; el centro es Jesús: amar a Jesús por encima de todas las cosas; esto implicará –puesto que se está haciendo un ejercicio de subordinación- amarlos a todos desde el amor de Jesús.
“El que no lleve su cruz y venga en pos de mí”. El horizonte de la
Cruz le da al discípulo una nueva visión de la vida. En el
seguimiento de Jesús la imagen es la del discípulo que está dispuesto en todo
instante a entregar la vida, con la actitud de auto-negación de quien considera
que ya no tiene más negocios en esta vida (1ªCor 15,31; Rm 8,36).
Este
es el estilo cristiano porque Jesús ha recorrido antes este camino. Nosotros no
podemos pensar la vida cristiana fuera de este camino. Siempre está este camino
que Él ha hecho antes: el camino de la humildad, el camino también de la
humillación, de negarse a uno mismo y después resurgir de nuevo. Este es el
camino. El estilo cristiano, sin cruz no es cristiano, y si la cruz es una cruz
sin Jesús, no es cristiana. El estilo cristiano toma la cruz con Jesús y va
adelante. No sin cruz, no sin Jesús.
Jesús
ha dado el ejemplo y aún siendo igual a Dios, se humilló a sí mismo, y se ha
hecho siervo por nosotros. Este estilo nos salvará, nos dará alegría y nos hará
fecundos, porque este camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es
contra el camino del egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para
mí... Este camino está abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho
Jesús, de anulamiento, ese camino ha sido para dar vida. (Cf. S.S. Francisco, 6 de marzo de 2014, homilía en Santa
Marta).
La frase
“Venir en pos de mí” nos recuerda la manera de hablar en el Antiguo Testamento
para referirse a la renuncia a los falsos dioses con el fin de ponerse
confiadamente –con amor total- en los caminos de Yahveh (Dt 13,4; 1ªRe 14,8).
Entonces, a Jesús no se le puede seguir sin la cruz, sin ese despojo total que
identifica completamente con el Maestro –ahora resucitado- por los caminos de
la vida.
Jesús,
gracias por este momento de oración. Aumenta mi fe para poder seguir el camino
que me propones. Quiero ser tu discípulo, abrazar, por amor a Ti, los problemas
y el sufrimiento que pueda encontrar el día de hoy, sabiendo que Tú estás
conmigo y que todo tiene valor y frutos, si es hecho por amor a Dios y a los
demás.
Septiembre
Mes de la Biblia
"Felices
los misericordiosos" Mt. 5,7
25 de
septiembre
Celebración
del día Bíblico Diocesano
En la Catedral Avellaneda
Lanus
Lectio
Divina: ¿Qué es? Más que un método de lectura y oración de la Biblia , es una
experiencia de Dios, pues a partir del conocimiento del texto escrito, se busca
la experiencia fundante que está como base de toda la revelación. En sí todo
texto escrito es fruto de una experiencia vivencial del escritor sagrado que ha
vivido y experimentado él o el pueblo, una experiencia de encuentro y
conocimiento de Dios que lo ha marcado y ha tenido la capacidad de transmitir
aquello que ha sido determinante en su vida o en el de la comunidad como ser el
descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos en la revelación
explícita. Este hecho que ha sido impactante y que lo ha llevado a conocer al
Señor que lo ha tocado y marcado, lo ha puesto por escrito. De ahí, que el
texto en sí mismo es una experiencia de Dios, en la que el creyente al
acercarse al texto escrito debería hacer su propia experiencia de Dios,
partiendo del texto revelado, buscar el encuentro vivencial con el Señor.
.
Oración del Papa Francisco para el Jubileo de la Misericordia
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a
ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo
ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo
y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la
felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la
traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche
como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don
de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre
invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el
perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor,
resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros
fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los
que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque
a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos
con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un
año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo,
llevar la Buena Nueva
a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y
restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre de la Misericordia , a
ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.
Aclaración: Se han
utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios.
Misioneros Oblatos.
Lectio Divina: los Sábados 16 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V.
Domínico.
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