del 28/12/08 –Ciclo B–La Sagrada Familia de Jesús, María y José
Lectura del libro del Génesis 15, 1-6; 21, 1-3
En aquellos días, la palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos términos: “No temas, Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy grande”. “Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?”. Después añadió: “Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero”. Entonces el Señor le dirigió esta palabra: “No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti”. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: “Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas”. Y añadió: “Así será tu descendencia”.
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación. El Señor visitó a Sara como lo había dicho, y obró con ella conforme a su promesa. En el momento anunciado por Dios, Sara concibió y dio un hijo a Abraham, que ya era anciano. Cuando nació el niño que le dio Sara, Abraham le puso el nombre de Isaac. Palabra del Dios.
Salmo 104
R. El Señor es nuestro Dios, se acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! R
¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro. R
Recuerden las maravillas que él obró, sus portentos y los juicios de su boca. Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido. R
Él se acuerda eternamente de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R
Lectura carta a los Hebreos 11, 8. 11-12. 17-19
Hermanos: Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar.
Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba presentó a Isaac como ofrenda: él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquel de quien se había anunciado: De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aun para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo. Palabra de Dios.
Lectura S. Evangelio según S. Lucas 2, 22-40
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. Palabra del Señor
Reflexión:
La Iglesia nos presenta el domingo posterior a la Navidad, la fiesta de la Sagrada Familia. Muy importante porque nos recuerda que Jesús al hacerse hombre, lo hace en el seno de una familia, con su cultura religiosa y sus tradiciones. Y aquí se los observa en este texto cumpliendo tres rituales del pueblo de Israel. El primero es el de la circuncisión del niño, a los 8 días de nacido, donde se le impone el nombre. El segundo es la presentación al templo para consagrar a Dios todos los primogénitos como mandaba la ley. El tercero era la purificación de la madre, luego de la gestación.
Otro tema de las lecturas de este domingo es la Fe, donde Abraham, por su fe en Dios obtiene de Él la promesa de una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo. Por esa fe, como afirma Pablo en la carta a los hebreos, está dispuesto incluso a sacrificar a su hijo único, garantía de la promesa recibida. Del mismo modo, Simeón, varón justo y temeroso de Dios, por su confianza en Aquel que nunca olvida sus promesas, (Salmo) alcanza la promesa de contemplar con sus ojos al Salvador esperado por Israel. María y José viven también inmersos en un designio divino que pide de ambos toda su fe y su esperanza. Ellos se admiran ante el designio que Dios ha preparado para su Hijo y lo viven en medio de una vida sencilla en Nazaret en la que contemplan a su Hijo crecer y fortalecerse en sabiduría.
Fe como adhesión personal a Dios. La fe, comenta el catecismo de la Iglesia Católica N° 176, “es una adhesión personal del hombre a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y palabras”. De esta fe, la Iglesia al celebrar hoy la fiesta de la Sagrada familia, hace referencia a Abraham, el padre de todos los creyentes, precisamente por su capacidad de escucha atenta a Dios y por someterse libremente a la palabra escuchada. Él, al ponerse en camino sin saber exactamente hacia dónde dirigirse y estar dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, prueba y garantía que el Señor le había dado de su compañía y bendición, da su asentimiento con todo su ser a Dios que se revela (cf Dei Verbum 5): su inteligencia, su voluntad y, sobre todo, su corazón, centro de su persona. La fe es un don de Dios, un obsequio libre de la razón pero nunca contraria a la razón. Más aún, la fe ilumina la razón abriéndole horizontes más amplios y profundos de manera que ésta puede llegar ahí donde por si sola no puede ni alcanza. (Cf. Fides et Ratio 16). También la familia de Nazaret vive con fe los planes divinos. Sin duda alguna no los comprenden del todo, pero los guardan dentro de su corazón sin evadirlos, viviendo en las tinieblas de la noche como ese primer peregrino que salió de su tierra sin saber qué rumbo había de tomar. Se adhieren al beneplácito de Dios dejando en un segundo plano los planes personales, los propios gustos, los propios criterios. Adhieren por completo sus vidas a Él aprendiendo a prescindir de sí mediante un acto pleno de abandono y confianza, fundados en Él que es la verdad misma que no puede ni engañarse ni engañarnos. Se adhieren a Dios por la fe.
Venerar el don y el misterio de la vida. “La familia está llamada a esto a lo largo de la vida de sus miembros, desde el nacimiento hasta la muerte. La familia es verdaderamente el santuario de la vida..., el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano” Con estas palabras, la encíclica Centesimus annus nº 39, quiere destacar la misión tan alta de toda familia humana. En realidad, Jesús ha querido formar parte de una familia natural para participar de algún modo misterioso de la gran familia humana María y José, acogiendo a Jesús como un don de Dios, y acompañándole en su crecimiento integral como hombre (cfr. Lc 2, 52) son modelo de aquel amor responsable y generoso que los padres, como partícipes del poder creador de Dios, han de ofrecer a sus hijos. Esto es importante sobre todo en el mundo presente, en el que “el papel de la familia en la edificación de la cultura de la vida es determinante e insustituible.” (Evangelium Vitae,92).
Catecismo: 533
La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana:
Nazaret es la escuela donde se comienza a entender la vida de Jesús: la escuela del Evangelio...
Una lección de silencio ante todo. Que nazca en nosotros la estima del silencio, esta condición del espíritu admirable e inestimable...
Una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe lo que es la familia, su comunión de amor, su austera y sencilla belleza, su carácter sagrado e inviolable...
Una lección de trabajo. Nazaret, oh casa del "Hijo del Carpintero", aquí es donde querríamos comprender y celebrar la ley severa y redentora del trabajo humano...; cómo querríamos, en fin, saludar aquí a todos los trabajadores del mundo entero y enseñarles su gran modelo, su hermano divino (Pablo VI, discurso 5 enero 1964 en Nazaret).
Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?
El Evangelio nos recuerda que Jesús al hacerse hombre, lo hace en el seno de una familia, con su cultura religiosa y sus tradiciones y nos dice que, “El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él” acompañado siempre por Maria y José
Cómo vivimos hoy, en nuestros ambientes donde desarrollamos nuestra vida diaria, ¿generamos un
clima donde se respira la sabiduría de Dios y en nuestros actos se ve reflejada la gracia recibida del Señor?
¿Tenemos Fe que en nuestro seno familiar a igual que en la Sagrada Familia se hace presente Dios para llevarnos por el camino donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta? ¿Por qué?
Oración:
Señor Jesús, queremos agradecerte que vinieras a la tierra a compartir con nosotros la vida.
Te pedimos que nos ayudes a escuchar tu voz. A ser dóciles al Espíritu Santo.
Queremos pedirte muy especialmente hoy por todas las familias del mundo, en especial por la que sabemos que sufren.
Concédenos Señor, una mesa y un hogar, amor para trabajar, padres a quienes querer
y una sonrisa que dar.
Que en nosotros reine la luz y la paz, para que transmitamos luz y paz a todas las familias que nos rodean. Amén
Lecturas de la semana:
LUNES 29: 1 Carta de San Juan 2, 3-11; Salmo 95; Lucas 2, 22-35.
MARTES 30: 1 Carta de San Juan 2, 12-17; Salmo 95; Lucas 2, 22. 36-40.
MIERCOLES 31: 1 Carta de San Juan 2, 18-21; Salmo 95; Juan 1, 1-18.
JUEVES 1: Números 6, 22-27; Salmo 66; Gálatas 4, 4-7; Lucas 2, 16-21
VIERNES 2: 1 Carta de San Juan 2, 22-28; Salmo 97; Juan 1, 19-28.
SABADO 3: 1 Carta de San Juan 2, 29—3, 6. Salmo 97; Juan 1, 29-34.
.
Nota: Basado en El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano, a. “Claves para Lectio Divina para Jóvenes” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS Hno. Ricardo Grzona, frp.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 17:30 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José miencuentroconjesus@yahoo.com.ar
¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
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