Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 1 de marzo de 2009

Lecturas del primer domingo de Cuaresma

Lecturas del 1/03/09 –Ciclo B–

1° domingo de cuaresma

« Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»

Lectura del libro del Génesis 9, 8-15

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra.»
Dios añadió: «Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.» Palabra de Dios.

SALMO 24
R. Todos tus senderos, Señor, son amor y fidelidad.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R.

Primera carta del apóstol san Pedro 3, 18-22

Queridos hermanos: Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos- para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el Espíritu. Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros, a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos -ocho en total- se salvaron a través del agua.
Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Marcos 1, 12-15

El Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»
Palabra del Señor.

Reflexión

El tiempo de Cuaresma se dirige hacia la resurrección, y también nuestra esperanza, que no se limita a esta vida, ni se detiene en nuestros límites, sino que se fundamenta en la vida eterna que nos es asegurada por Jesucristo a través de su muerte y resurrección.
Como todos los años, el primer domingo del tiempo de Cuaresma, está dedicado a contemplar el misterio de las “tentaciones” de Jesús.
¿Qué afirmaciones podemos hacer entonces sobre las tentaciones de Jesús?
En primer lugar debemos tener presente que la tentación no es un pecado. Jesús es Dios y por lo tanto no tiene pecado; experimenta en su humanidad la tentación pero no sucumbe a ella. Hay veces que podemos confundir tentación con pecado. Esto es un error. La tentación es percibir la acción de Satanás que nos quiere apartar del camino de Dios, del bien y de la verdad. El pecado es consentir, sucumbir ante la tentación…

En segundo lugar debemos tener presente que no es Dios el que tienta, sino Satanás, el diablo, el “padre de la mentira”. Dios no tienta a nadie dado que la tentación es provocar el alejamiento de Dios y de sus designios. Por eso que nadie se confunda y piense o diga que es tentado por Dios… Lo que sí es verdad que Dios permite la “prueba” o la “cruz” en nuestra vida. Esto es muy misterioso y muchas veces no se le encuentra una explicación “racional” a la realidad de la enfermedad, las catástrofes, la muerte y los sufrimientos en general. Pero si Dios permite la prueba no es para apartarnos de Él y de sus caminos. Todo lo contrario, Dios permite la prueba en nuestra vida para que seamos fortalecidos en nuestro camino de fe…

En tercer lugar hay que tener presente que Jesús no fue solo tentado en esta ocasión particular que se nos relata. Este texto es un momento prototípico de las tentaciones de Jesús que sirven como modelo para la realidad de toda su vida. Jesús fue tentado por Satanás a lo largo de su vida terrena muchas veces y de diversas formas: por ejemplo cuando quieren proclamarlo rey desde una perspectiva terrena, social y política; cuando quieren que realice “milagros” según el gusto y la necesidad puntual de cada grupo y/o persona; cuando quieren hacer que baje de la cruz y demuestre que realmente es Dios, etc.

Nadie puede eludir el combate espiritual del que nos habla San Pablo: “Pónganse la armadura de Dios, para poder resistir las maniobras del diablo. Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas... Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal” (Ef. 6, 11-12).

Nadie, entonces, puede pretender estar libre de tentaciones. Es más, Dios ha querido que la lucha contra las tentaciones tenga como premio la vida eterna: “Feliz el hombre que soporta la tentación, porque después de probado recibirá la corona de vida que el Señor prometió a los que le aman” (Stg. 1, 12).

Las tentaciones de Jesús en el desierto nos enseñan cómo comportarnos ante la tentación. Debemos saber, ante todo, que el demonio busca llevarnos a cada uno de los seres humanos a la condenación eterna. De allí que San Pedro, nos diga lo siguiente: “Sean sobrios y estén atentos, porque el enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar” (1 Pe. 5, 8).

Luego debemos tener plena confianza en Dios. Cuando Dios permite una tentación para nosotros, no deja que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. Tenemos que saber y estar realmente convencidos de que, junto con la tentación, vienen muchas, muchísimas gracias para vencerla. “Dios no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. El les dará, al mismo tiempo que la tentación, los medios para resistir” (1 Cor. 10 ,12).

¿Cómo luchar contra las tentaciones? La oración es el principal medio en la lucha contra las tentaciones y la mejor forma de vigilar. “Vigilen y oren para no caer en tentación” (Mt. 26, 41). “El que ora se salva y el que no ora se condena”, enseñaba San Alfonso María de Ligorio. Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Este combate y esta victoria sólo son posibles con la oración” (#2849).

“No nos dejes caer en tentación”, nos enseñó Jesús a orar en el Padre Nuestro. La oración impide que el demonio tome más fuerza y termina por despacharlo. Sabemos que tenemos todas las gracias para ganar la batalla. Porque... “si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rom. 8, 31).



San Agustín (Comentario sobre los salmos)

“Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones…

Así, pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por Satanás.

Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue tentado por el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el diablo, ya que en él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la condición humana para sí mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí mismo, de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí mismo, de sí mismo honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la tentación para sí mismo, de sí mismo la victoria para ti.

Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él. Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de él a vencerla.

Las reflexiones de San Agustín nos ayudan a “conectar” vitalmente las tentaciones del Señor con las tentaciones de nuestra vida cotidiana. Pero el acento no lo pone en la tentación en sí, sino en la victoria de Cristo sobre las trampas de Satanás. Esta victoria es garantía y seguridad que viene de Dios para nosotros en nuestra lucha contra el mal y el pecado.


Preguntas para la meditación: ¿qué me dice?

En este encuentro personal con Jesús nos dice: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértete y cree en la Buena Noticia.»
¿Qué implica para mí hoy volverme a Dios y convertirme de corazón?

Para tener presente: el desierto tiene, en el AT y en la literatura para-bíblica del Pueblo de la Antigua Alianza, una simbología polifacética. Por un lado es signo de lo inhóspito, lo difícil, lo “árido” asociado a la falta de agua y de vida. Por otro lado es el lugar del encuentro con Dios por lo que implica la búsqueda de lo esencial, de lo más importante. Es el espacio de la necesidad de purificación y de vuelta a lo esencial que provoca en el corazón un lugar con estas características…

¿Qué implica para mí el desierto? ¿Qué tipos de “desierto” experimento hoy en mi vida?

Todo auténtico examen de conciencia es un encuentro con Dios, donde nos ponemos en su presencia y nos podemos preguntar:
¿Quién soy yo realmente ante mi Dios?
¿Cómo estoy ante él?

En ese encuentro voy descubriendo en qué he fallado. Por el mero hecho de concentrarme y escuchar la voz de mi ser llego a detectar con qué obstáculo me bloquea y qué culpa concreta me atenaza. En ese encuentro siento cómo Dios me perdona y me acepta sin reservas.

¿Cuáles son las tentaciones que experimento en mi vida ¿sucumbo ante ellas permitiendo que me aparten del camino de la verdad y la vida, de la dignidad y la felicidad humana?

Oración:

“si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Por eso Jesús nos enseño a decir:

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Amén.

Lecturas de la semana:



LUNES 2: Levítico 19, 1-2.11-18; Salmo 18; Mateo 25, 31-46.

MARTES 3: Isaías 55, 10-11; Salmo 33; Mateo 6, 7-15.

MIERCOLES 4: Jonás 3, 1-10; Salmo 50; Segunda Lucas 11, 29-32.

JUEVES 5: Ester 4, 12. 14-16. 23-25; Salmo 137; Mateo 7, 7-12.

VIERNES 6: Ezequiel 18, 21-28; Salmo 129; Mateo 5, 20-26.

SABADO 7: Deuteronomio 26, 16-19; Salmo 118; Mateo 5, 43-48.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona, frp. Anselm Grün y Meinrad Dufner, “La salud como tarea espiritual”.

Te esperamos los sábados 17:30 h.

para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico.

Círculo Bíblico San José

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El desafío y el problema con las tentaciones es aprender a discernir, desde nuestro corazón Cristiano, que el que nos está hablando es el epíritu del mal. Ya que él tiene la inteligencia, las armas y formas engañosas de presentarnos algunas acciones como si fueran correctas y además, suele atacar en los momentos más vulnerables cuando las circunstancias de vida nos hacen más débiles.
Por eso la respuesta siempre debe ser la Oración, un rato ante el Sagrario, una charla con el sacerdote, refugiarse en la palabra de Dios y después recién tomar la mejor decisión.
Como Cristianos nunca estamos solos, somos Iglesia.
Angel

Anónimo dijo...

Hemos recibido por e-mail la siguiente reflexión (CG):
rechazar
1 Cuaresma (B) Marcos 1, 12 - 15
EMPUJADOS AL DESIERTO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 25/02/08.- Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.
Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.
En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Sólo que provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro.
El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.
El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno… Pero tal vez, desde una lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos.
Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. El seguirá cuidando su proyecto. Sólo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo.

Agustín dijo...

Hay un cuento que me ayuda a ubicarme frente a las tentaciones:

Un viejo cacique de una tribu estaba teniendo una charla acerca de la vida con sus nietos.

Les dijo: Una gran pelea está ocurriendo en mi interior y es entre dos lobos.

Uno de los lobos representa la maldad, el temor, la ira, la envidia, el dolor, el rencor, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, la mentira, el orgullo, la competencia, la superioridad y la egolatría.

El otro la bondad, la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la dulzura, la generosidad, la benevolencia, la amistad, la empatía, la verdad, la compasión y la fe.

Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes, y dentro de todos los seres de la tierra.

Lo pensaron por un minuto y uno de los niños le preguntó a su abuelo:

- Abuelo, dime: ”¿Cuál ganará?

Y el viejo cacique respondió simplemente ...

EL QUE ALIMENTES ...

En el mundo que me toca vivir nunca me siento libre de las tentaciones, pero soy yo quien puede elegir el camino a seguir, y se que en los mometos de tentación me puedo alimentar de Jesús, quien me da la luz necesaria para ver con claridad y elegir lo que es mejor para mi, a medida que voy creciendo en el Señor descubro que decir que no a una tentación, no es reprimirla, es decirle no porque mi gozo en este mundo pasa por otro lado.