Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 19 de julio de 2009

Domingo 16° durante el año, “Jesús se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor”

Lecturas del 19/07/09 –Ciclo B–
Domingo 16° Durante el año

“Jesús se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor”

Lectura del libro del Prof. Jeremías 23, 1-6

“¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal!» -oráculo del Señor-.Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: «ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones» -oráculo del Señor-.
«Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna» -oráculo del Señor-.
«Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia."» Palabra de Dios.

SALMO 22
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.

Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.

Carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 2, 13-18

Hermanos: Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.
Porque Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones.
Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34

Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco.» Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Palabra del Señor.

Reflexión:

La actual liturgia nos presenta tres temas para que podamos meditar:
1° REUNIR: "Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas", dice Yahvé (primera lectura). Jesús ve la multitud con compasión y exclama: "son como ovejas que no tienen pastor" (Evangelio), pero el buen pastor las reunirá en un solo rebaño (Jn. 10,16). Jesús, buen pastor, reúne también en un solo rebaño a los que "estaban lejos" (paganos) y a los que "estaban cerca" (judíos) por medio de su sangre derramada en la cruz (segunda lectura).
Unidos bajo un mismo Pastor: Si Jeremías en su tiempo se queja de los guías políticos mucha más aguda es la situación en tiempos de Jesús. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.
La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento, unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne.
Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino.

Ante una sociedad que afanosamente reclama orientación, es urgente que todos los cristianos nos unamos bajo un mismo Pastor, el Buen Pastor. Porque la primera orientación que Cristo ofrece a los hombres es precisamente la unidad en la verdad y en la caridad. A nosotros, fijémonos en que, si es mucho lo que nos divide, es mucho más lo que nos une. Promovamos con nuestra palabra y con nuestra vida la unidad en la verdad, pero por igual y mucho más la unidad en el amor hacia todos los cristianos, en el respeto hacia los miembros de otras Iglesias, en la colaboración para fomentar y defender los fundamentales valores humanos y cristianos.

2° tema: Luego del episodio que compartimos el domingo pasado, el envío misionero de los Doce, Marcos narra el regreso de los Apóstoles.
Dice el texto que los Apóstoles le cuentan al Señor todo lo que han “hecho y enseñado”. Estas dos palabras, estos dos verbos, hacer y enseñar, son muy importantes porque marcan la continuidad de la tarea de los Apóstoles con respecto a la de Jesús. En los primeros capítulos de Marcos se describe a un Jesús, Mesías que revela el Reino con “hechos y palabras”, “haciendo y diciendo”, “liberando del mal y proclamando el Evangelio”. La tarea de los discípulos y la tarea de la Iglesia de Jesús por todos los siglos es la misma: hacer presente el Reino con hechos y palabras. Ni sólo hechos ni sólo palabras sino palabras que “expliquen” los hechos, hechos que den autoridad a las palabras. Esta es en definitiva la clave de la misión que nos enseña Jesús.
La tarea de proclamar el Reino con hechos y palabras es intensa, muy intensa a tal punto que puede ser agotadora. Es así que el Señor, al ver que no les queda tiempo ni para comer, para hacer lo básico e indispensable para sostener la vida, invita a sus discípulos a descansar. La frase es muy sugestiva: “Vengan, vamos a un lugar tranquilo para descansar a solas”.
Los discípulos aceptan la invitación del Maestro y se van en la barca a un lugar apartado. Sin embargo, la gente, que sigue a Jesús y también a sus discípulos, capta los movimientos y llegan antes que ellos al lugar donde se dirigían. ¿Qué hace Jesús?
Cuando baja de la barca ve a la multitud con ojos de profunda misericordia, con ojos de Dios.
Dice el relato que Jesús tiene compasión porque están como ovejas que no tienen pastor. En ese momento comienza nuevamente su tarea. No sabemos si pudieron o no descansar… El hecho es que Jesús se comporta como un auténtico pastor y atiende la necesidad de la gente, del pueblo.

3° Tema: En el comienzo del pasaje del Evangelio de hoy, San Marcos relata que los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Debemos imitar ese trato de los discípulos con Jesús. Esa confianza que tienen para contarle sus cosas. En eso consiste la oración: en confiar al Señor los acontecimientos de nuestra vida. A veces le confiamos los hechos que nos entusiasman, como hacían los primeros discípulos de Jesús. Podemos suponer que ese relato de los apóstoles estaría seguido de las palabras de Jesús, guiándolos, dirigiéndolos, alentándolos. Pero otras veces, contando al Señor nuestras dificultades, nuestros problemas. Con la seguridad de que vamos a recibir del Señor el consuelo y la paz que en cada momento necesitemos.
La oración, el trato frecuente, y sincero con el Señor es una necesidad para la vida de todo bautizado, y una condición previa e indispensable para encarar cualquier tarea de apostolado.

Para tener presente: el término “compasión” en algunas regiones de habla hispana tiene una cierta carga peyorativa. Parecería que es sinónimo de “lástima” en un sentido superficial del término. Sin embargo la etimología del término nos señala otra cosa. Compasión viene del latín que significaría literalmente algo así como “vivir la pasión con el otro”, “padecer con el otro”. Esto es profundamente distinto.
Compadecerse del hermano es querer acompañarlo en la “pasión” de su vida, en sus cruces, sufrimientos y dificultades.
Preguntas para la meditación: ¿Qué me dice?

En la sustancia de las cosas, la humanidad se halla desde sus inicios en situación parecida, aunque cambien las circunstancias aparentes y tecnológicas, una generación sin pastores vive a la desbandada, se revuelve infeliz en la ciénaga del sinsentido. Una generación con pastores que no lo son, se ve abocada a la desconfianza en la autoridad, vive el suplicio de la confusión, se encierra en el subjetivismo atroz e insolidario, desde que el hombre es hombre ha necesitado guías que le indiquen el camino y le dirijan por la senda de su auténtica humanidad hacia el horizonte de la felicidad y de Dios:
¿Hoy por quién me dejo guiar en forma certera y segura para encontrar el camino de la verdad? ¿Qué lugar ocupa Jesús en mi vida, el de pastor y “amigo” o simplemente es una alternativa?

Dios promete a su pueblo que le dará pastores que realmente lo guíen por los caminos de la paz, la justicia y la libertad. Y, aunque nosotros solemos repartir los papeles, haciendo “pastores” a unos y a otros “ovejas”, tenemos que reconocer que todos debemos ser “pastores amorosos” de todos.

¿Soy capaz de mirar las “multitudes” de nuestro tiempo con la misma mirada del Señor? ¿Quiénes son parte de esas “multitudes” en la actualidad? ¿Hay compasión en mi corazón? ¿Soy capaz de vivir “con el otro” su cruz, su drama, su dolor, “su pasión”?

ORACIÓN:

Dios, Padre nuestro, míranos con amor, pues somos hijos e hijas tuyos, y aunque no siempre nos comportemos como los hermanos y hermanas que somos, no dejes nunca de guiarnos como buen pastor, para que transformemos nuestro corazón a semejanza del tuyo y seamos buenos pastores los unos de los otros.
Y vamos a pedir a María que, como los discípulos del evangelio, acudamos a Jesús en toda ocasión en que nos encontremos con cualquier tipo de necesidad, espiritual o material, en la confianza de que Él nos va a enseñar el camino hacia la felicidad verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

Lecturas de la semana:

LUNES 20: Éx. 14, 5-18; Sal. Éx.15, 1b-2. 3-4. 5-6; Mt. 12, 38-42.
MARTES 21: Éx. 14, 21—15, 1; Sal. Éx. 15, 8-9. 10 y 12. 17; Mt. 12, 46-50.
MIERCOLES 22: Cant. Cant 3, 1-4a; Sal. 62; Jn. 20, 1-2. 11-18.
JUEVES 23: Éx. 19, 1-2. 9-11. 16-20b.; Sal Dn Gr. 3, 52ª. 52b. 53. 54. 55. 56; Mt. 13, 10-17.
VIERNES 24: Éx. 20, 1-17 ; Sal 18; Mt. 13, 18-23.
SABADO 25: 2Cor. 4, 7-17; Sal 125; Mt.20, 20-28.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona. Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 17:00 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Recibimos por e-mail:
Contemplación: 1°parte
Este evangelio es uno de mis preferidos. Se respira en él compañerismo. Y eso hace a lo más hondo que descubrió Ignacio de Jesús y por eso le puso el nombre de “Compañía de Jesús” a la manera de vivir y de ayudar que el Señor le inspiró compartir con otros compañeros y compañeras.

Marcos nos hace contemplar cómo el Señor acompaña a los suyos y cómo le va enseñando a saberse acompañar por él.
Los envía y los espera. Les enseña y los escucha. Los llama junto a sí, los envía y vuelven a reunirse junto a Él. Se los lleva a descansar un poco, les enseña a hacer esas pausas en las que, en la amistad y la charla cordial, se recobra la paz del alma.

Miramos a los apóstoles, como vuelven a juntarse en torno a Jesús con mil cosas que contar.
Me gusta quedarme mirando a este Jesús que goza con los cuentos de sus amigos, que escucha con emoción las anécdotas de la primera salida apostólica. Me trae recuerdos de la formación, cómo volvíamos de los Barrios los sábados a la noche y nos juntábamos a contar las anécdotas más sabrosas del día, lo divertido y lo doloroso, las cosas lindas vividas con la gente…

Esa “pausa” que el Señor hace con los apóstoles es muestra de compañerismo. Conmueve sentir cómo los cuida, atendiendo Él en persona a la gente que, cuando descubre que están cruzando el lago, hace el camino por tierra (que es más corto) y los espera en la otra orilla.
desatender a la gente Jesús cuida el descanso de los suyos.
Este pasaje de la primera misión, con su ida y su regreso, con Jesús como Buen Pastor que los misiona y los recibe, encierra todos los tesoros de la intuición de Aparecida: lo que significa ser discípulos misioneros de Jesús para que nuestros pueblos en Él tengan vida.
En el centro de todo está Jesús. El es el Discípulo del Padre y su Misionero. Y Jesús comunica siempre lo que Él es: transmite a sus compañeros su manera de “estar con el Padre”. “Yo nunca estoy solo”, les confesará Jesús una día.

La imagen es la de un Jesús a quien así como le encanta estar con el Padre, le encanta de igual manera estar con nosotros: con sus amigos y con la gente.

En el evangelio contemplamos que es un Jesús sin apuros, con ganas de compartir.

La sensación es doble: por un lado parece que el ritmo que llevan es agobiante: no les deja tiempo ni para comer, se tienen que escapar, la gente los persigue.
Pero por otro lado los gestos del Señor son de tranquilidad: se los lleva a descansar; con la gente se queda enseñándoles largo y con calma…

La escena es de mucho trabajo y mucha paz.
Va y viene mucha gente y sin embargo se respira intimidad.

Un detalle para orientar lo que vamos sintiendo: Marcos no nos cuenta qué le enseñaba Jesús a la gente. Mejor dicho: al no poner dichos de Jesús o enseñanzas doctrinales, nos hace mirar al Señor mismo como Maestro de vida.
¿Qué es lo que nos enseña Jesús Maestro y Buen Pastor en este pasaje?
Si lo miramos a Él, si como dice Ignacio, miramos la Persona de Jesús, lo que hace y lo que dice, recibimos enseñanzas muy hondas.

Jesús se nos revela con una Persona con infinita capacidad de acogida.

Recibe a todos.
“Vengan a Mi todos…”; “Atraeré a todos hacia Mí…”
Diego Fares sj

Anónimo dijo...

Contemplación: 2°parte

Recibe a todos.
“Vengan a Mi todos…”; “Atraeré a todos hacia Mí…”

A los apóstoles los recibe comprendiendo sus ganas de contarle lo que hicieron y enseñaron y su necesidad de descansar un poquito.
A la gente la recibe comprendiendo sus ganas de escucharlo hablar, de que les enseñe y les predique. La gente acudía a oírlo hablar. El pueblo sencillo capta mejor que nadie que Jesús es el Logos, la Palabra del Padre Dios. La gente sencilla, que quizás no lee muchos libros, cuando habla Jesús se va tras él y se olvida (también ellos) hasta de comer.
A veces, cuando vemos que la gente va a Lujan o a San Cayetano, muchos piensan que van a buscar un milagro. Y es cierto. La gente pide cosas concretas. Pero más que nada va a hablar con su Buen Pastor, con sus compañeros los santos y con la Virgen. La gente va porque sabe que será escuchada y acogida. Va a hablar no tanto de cosas para resolver sino de esas cosas que uno necesita hablar para compartir el corazón. Cuando uno se encuentra con sus amigos y hay poco tiempo para estar juntos, uno saca lo más hondo ─ lo más lindo y lo que más duele ─. Aunque no sea todo, uno comparte algunas cosas que hacen sentir que se compartió el corazón. Por este lado va la charla de Jesús con la gente y de la gente con Jesús. No importa tanto qué se dijeron ─ serían las cosas de aquel momento y de cada uno ─ importa aprender que es lindo sentir que a Jesús le gusta quedarse enseñándonos largamente y con calma, cuando nos ve que andamos como ovejitas que no tienen pastor.

Y yendo más hondo, esta capacidad del Señor de acompañar y compartir brota de ese sentimiento que se identifica con el Ser mismo de Dios: la compasión entrañable. Desde esta perspectiva del compañerismo, la compasión se ve de otra manera. Solemos poner el acento en la segunda parte de la palabra, el padecimiento. Y sin embargo, el acento está en el con. El dolor hace estar con el otro. En la impotencia que a veces se experimenta para ayudar de manera eficaz a que cese un dolor, uno experimenta cómo se abre otra dimensión, la del sentir el amor de la persona que nos acompaña o a la que acompañamos. La compasión hace a este ser comunitario de Dios, al estar siempre juntos el Padre con su Hijo, en constante comunicación Espiritual.
Esto es lo que enseña Jesús con su Persona, con sus gestos y sus pocas palabras en este pasaje evangélico.
Si al enviarlos les dio muchas instrucciones, al recibirlos sólo les dice “Vengan ustedes solos a descansar un poquito”. Solo una frase y lo demás son gestos: de escucha, de servicialidad, de atención y cariño.
Juan le dará forma definitiva y Eucarística a este Jesús que recibe a los suyos luego del trabajo en la última aparición en el Lago, cuando los espera en la otra orilla con el Pan y el pescado a las brasas.

Nos quedamos descansando en esta imagen acogedora del Señor.
Solo en torno a esta compañía de Jesús que nos recibe y nos espera se reconcilian esas cosas que en el mundo son opuestas y en el Reino se armonizan: trabajo exigente, fatigoso y clima distendido, de cordialidad.
Diego Fares sj

Anónimo dijo...

Orígenes, (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Comentario al Cantar de los cantares, II, 4, 17s
«Entonces se puso a enseñarles con calma»

«Indícame, amor de mi alma, dice la Esposa del Cantar, dónde apacientas el rebaño, dónde lo llevas a sestear a mediodía (v. 7). En el salmo veintidós creo que el profeta la pone bajo la guardia del mismo pastor y habla también del mismo lugar que la Esposa cuando dice: «El señor es mi pastor; nada me falta» (v. 1). Sabía que los demás pastores, por pereza o inexperiencia, llevaban a sus ovejas a pastos más áridos. Por eso dice del Señor, que es el perfecto pastor: « En verdes praderas me recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas» (v.2). Con ello enseña que este pastor no sólo da a sus ovejas aguas abundantes, sino también sanas y puras, que les apagan la sed perfectamente...

Esta primera enseñanza dada por el pastor, es la de los principios; la siguiente se refiere al progreso y a la perfección. Acabamos de hablar de prados y de pastos verdes. Parece conveniente ver esto mismo en los evangelios. Encuentro allí a este buen pastor hablando del pasto de las ovejas: dice que él es el pastor pero también la puerta: «Quien entre por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos» (Jn 10,9). Es a él a quien la Esposa pregunta... Llama «mediodía», ciertamente, a esos lugares secretos del corazón donde el Verbo divino concede al alma una luz más fuerte de ciencia. Pues al mediodía es el momento en que el sol alcanza el punto más alto de su recorrido. Pues si Cristo «Sol de justicia» (Ml 3,20), manifiesta a su Iglesia los secretos más sublimes de sus virtudes, le descubre también pastos agradables y lugares de reposo para mediodía.

Porque cuando ella está tan sólo a los principios de ser instruida y no recibe de él mas que los primeros principios del conocimiento, el profeta dice: «Dios la socorre por la mañana, al despuntar la aurora» (Sl 45,6). Pero como ella busca ahora unos bienes más perfectos y desea unas realidades superiores, pide le dé la luz del conocimiento a su mediodía.
EDD

Anónimo dijo...

COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones radiales de Monseñor Rubén Oscar Frassia

Domingo 19 de julio de 2009
16º domingo durante el año
Evangelio según San Marcos 6, 30-34 (Ciclo B)

El regreso de la misión: hacer la voluntad de Dios

En este Evangelio nos damos cuenta que cuando uno hace la voluntad de Dios, cuando cumple con su misión, la labor cumplida, el deber realizado, la obra hecha, uno está contento; el corazón necesita estar contento por tantas cosas que Dios va haciendo en nosotros, ¿verdad?

Al cumplir con la voluntad de Dios, los discípulos regresan contentos y después de ese trabajo, de esa alegría, de ese gozo, tienen que saber descansar y el Señor los lleva a un lugar desierto.

Pero la gente lo reconoce, lo sigue, lo busca. Y Jesús -que tiene un corazón que se conmueve- se da cuenta que la gente lo necesita porque “están como ovejas sin pastor” y sigue enseñando. ¡Es así!

Yo veo hoy un papá o una mamá y recuerdo, cuando era pequeño, que mi papá cuando llegaba a casa, venía de trabajar, cansado, se acostaba al lado de mi cama y yo le decía “¡papá contame un cuento!”, y él me contaba uno aunque estuviera cansado y queriendo ir a dormirse. Pero yo le insistía que me siguiera contando otros y él me hablaba, me hablaba, me contaba, hasta que me dormía. Yo digo que uno siempre tiene que esforzarse para que el otro esté bien ¡qué cosa hermosa!

Así como hace el papá o la mamá, que no tiene ganas, que está cansado o cansada, pero tiene que hacerlo porque el hijo se lo pide o se lo reclama, así también el sacerdote, porque la gente reclama, sigue reclamando, sigue pidiendo, y uno tiene que seguir dando ¡es el motivo de nuestra vida! Uno tiene que seguir dando, seguir entregando, ¡seguir sacrificándose!

Pero para poder hacer estas cosas, uno las hará si tiene el motivo principal. Y el motivo principal ¡es el amor! Si hay amor uno encuentra la ocasión para seguir brindándose, para seguir sirviendo, para seguir escuchando, para seguir acompañando. Pero si no está el motivo principal, luego van a faltar las consecuencias.

Este Año Santo Sacerdotal, del Santo Cura de Ars, donde el Santo Padre, Benedicto XVI, nos invita a todos a rezar por la santificación de los sacerdotes, por las vocaciones sacerdotales y religiosas, pidamos especialmente al Señor, a través del Santo Cura de Ars, cuya imagen peregrina está visitando todas nuestras diócesis, para que lo escuchemos a él que nos dice “Jesús está en la Eucaristía”. Vayamos a hablarle a Él, escuchémoslo, pidamos. Es lo más sublime que podemos hacer.

Este Santo Cura, que vivió siempre de la Eucaristía, del confesionario y de la oración, ¡transformó su realidad! Que también nosotros tengamos esa capacidad de transformar esa realidad por medio de la santificación de nuestros sacerdotes, que son tan importantes para nosotros, que son un motivo y una esperanza para la Iglesia y para el mundo.

¡No dejes de rezar por tu sacerdote!

Les dejo mi bendición en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Anónimo dijo...

COMO OVEJAS SIN PASTOR
JOSÉ ANTONIO PAGOLA
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 15/07/09.- Los discípulos, enviados por Jesús para anunciar su Evangelio, vuelven entusiasmados. Les falta tiempo para contar a su Maestro todo lo que han hecho y enseñado. Al parecer, Jesús quiere escucharlos con calma y los invita a retirarse «ellos solos a un sitio tranquilo a descansar un poco».
La gente les estropea todo su plan. De todas las aldeas corren a buscarlos. Ya no es posible aquella reunión tranquila que había proyectado Jesús a solas con sus discípulos más cercanos. Para cuando llegan al lugar, la muchedumbre lo ha invadido todo. ¿Cómo reaccionará Jesús?
El evangelista describe con detalle su actitud. A Jesús nunca le estorba la gente. Fija su mirada en la multitud. Sabe mirar, no sólo a las personas concretas y cercanas, sino también a esa masa de gente formada por hombres y mujeres sin voz, sin rostro y sin importancia especial. Enseguida se despierta en él la compasión. No lo puede evitar. «Le dio lástima de ellos». Los lleva todos muy dentro de su corazón.
Nunca los abandonará. Los «ve como ovejas sin pastor»: gentes sin guías para descubrir el camino, sin profetas para escuchar la voz de Dios. Por eso, «se puso a enseñarles con calma», dedicándoles tiempo y atención para alimentarlos con su Palabra curadora.
Un día tendremos que revisar ante Jesús, nuestro único Señor, cómo miramos y tratamos a esas muchedumbres que se nos están marchando poco a poco de la Iglesia, tal vez porque no escuchan entre nosotros su Evangelio y porque ya no les dicen nada nuestros discursos, comunicados y declaraciones.
Personas sencillas y buenas a las que estamos decepcionando porque no ven en nosotros la compasión de Jesús. Creyentes que no saben a quién acudir ni qué caminos seguir para encontrarse con un Dios más humano que el que perciben entre nosotros. Cristianos que se callan porque saben que su palabra no será tenida en cuenta por nadie importante en la Iglesia.
Un día el rostro de esta Iglesia cambiará. Aprenderá a actuar con más compasión; se olvidará de sus propios discursos y se pondrá a escuchar el sufrimiento de la gente. Jesús tiene fuerza para transformar nuestros corazones y renovar nuestras comunidades. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).