Lecturas del 31-10-10
Libro de la Sabiduría 11,22-26.12,1-2.
Señor, el mundo entero es delante de ti como un grano de polvo que apenas inclina la balanza, como una gota de rocío matinal que cae sobre la tierra.
Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos se conviertan.
Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado.
¿Cómo podría subsistir una cosa si tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría si no la hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida, porque tu espíritu incorruptible está en todas las cosas. Por eso reprendes poco a poco a los que caen, y los amonestas recordándoles sus pecados, para que se aparten del mal y crean en ti, Señor. Palabra de Dios.
Salmo 145(144)
R: Bendeciré tu Nombre eternamente, Dios mío, el único Rey.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. R
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder, tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre.
El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. R
2º C S. Pablo a Tesalonicenses 1,11-12.2,1-2.
Pensando en esto, rogamos constantemente por ustedes a fin de que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe.
Así el nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, les rogamos, hermanos, que no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el Día del Señor ya ha llegado. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 19,1-10.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido". Palabra del Señor.
Reflexión:
En el evangelio de hoy, Jesús nos enseña que el Padre–Dios no deja de ser el mismo, siempre compasivo, el que perdona, amigo de la vida, siempre saliendo al encuentro de sus hijos y construyendo con ellos una relación nueva de amor. Nos dice que Dios ama entrañablemente todo lo que existe, porque su aliento de vida está en todas las cosas.
El episodio de la conversión de Zaqueo se encuentra en el itinerario o “camino” de Jesús hacia Jerusalén y sólo lo encontramos narrado por el evangelio de Lucas. En él pone de manifiesto el evangelista, una vez más, algunas de las características más destacadas de su teología: la misericordia de Dios hacia los pecadores, la necesidad del arrepentimiento, la exigencia de renunciar a los bienes, el interés de Jesús por rescatar lo que está “perdido”.
El relato nos muestra el accionar de Dios, en la persona de Jesús, hacia aquellos que actúan mal. Dios es paciente y compasivo, lento a la ira y rico en misericordia, corrige lentamente, respeta los ritmos y siempre busca la vida y la reconciliación. En este sentido, Dios es definido como “el amigo de la vida”, y sale hacia el pecador y lo corrige, le brinda su amor y lo salva.
Muy seguramente nosotros, por nuestra incapacidad de acoger y perdonar, no hubiéramos considerado a Zaqueo como un hijo bienaventurado de Dios, como no lo consideraron sus paisanos que murmuraron contra Jesús diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”. Decididamente los conciudadanos de Jesús creían en un Dios diferente. Por eso pensaban también de forma diferente. Para el judaísmo de la época el perdón era cuestión de ritos de purificación hechos en el templo con la mediación del sacerdote, era un puro cumplimiento; para Jesús la oferta del perdón se realiza por medio del Hijo del hombre, ya no en el templo sino en cualquier casa, y con ese perdón se ofrece también la liberación total de lo que oprime al ser humano.
Por eso, la actitud de Jesús es sorprendente, sale al encuentro de Zaqueo y le regala su amor: lo mira, le habla, desea hospedarse en su casa, quiere compartir su propia miseria y su pecado (robo, fraude, corrupción) y ser acogido en su libertad para la conversión.
La actitud de Jesús es la que produce la conversión que se realiza en la libertad. Todo lo que le pasa a Zaqueo es fruto del amor de Dios que actúa en su hijo Jesús, es la manifestación de la misericordia y la compasión de Dios que perdona y da la fuerza para cambiar. De esta manera la vida se reconstruye y me puedo liberar de todas las ataduras que me esclavizan, puedo entregarlo todo, sin miedos y sin restricciones.
Con esta actitud, Zaqueo se constituye en prototipo de discípulo, porque nos muestra de qué manera la conversión influye en nuestra relación con los bienes materiales; y en segundo lugar nos recuerda las exigencias que conlleva seguir a Jesús hasta el final. Aquí la salvación que llega en la persona de Jesús opera un cambio radical de vida.
No dudemos que Jesús nos está llamando también a nosotros a la conversión, nos está invitando a que cambiemos radicalmente nuestra vida. El Señor nos propone unirnos a Él, ser sus discípulos y a ejemplo de Zaqueo ser capaces de despojarnos de todo lo que no nos permite vivir auténticamente como cristianos. Esta misma experiencia es la de muchos otros testigos de Jesús que, mirados por Èl, se convirtieron, renació su dignidad, y recuperaron la vida. Aceptemos la mirada de Jesús, dejemos que Él se tropiece con nosotros en el camino e invitémoslo a nuestra casa para que Él pueda sanar nuestras heridas y reconfortar nuestro corazón. No tengamos miedo, dejémonos seducir por el Señor, por el maestro, para confesar nuestras culpas, arrepentirnos, expresar nuestra necesidad de ser justos, devolver lo que le hemos quitado al otro...
No dudemos, Jesús nos dará la fuerza de su perdón. El Señor está con nosotros para que experimentemos su amor. Él ya nos ha perdonado, por eso es posible la conversión.
El caso de Zaqueo puede ser iluminador para el tema de la opción por los pobres.
Jesús opta por los pobres, mira la vida desde su óptica, se pone al lado de ellos, y comparte su causa. Evidentemente, no excluye a las personas ricas, y ése es el caso de Zaqueo. Pero Jesús no es neutral en el tema de riqueza-pobreza. Su encuentro con Zaqueo no deja a éste indiferente: Jesús lo desafía a pronunciarse, incluso económicamente. Jesús no excluye a Zaqueo, ni a ninguna otra persona rica, pero “sí excluye el modo de vida de los ricos, la opresión y la injusticia”, exigiéndoles la justicia y el amor. La opción por los pobres no excluye a ninguna persona ¡al contrario, desearía alcanzar y cambiar a todos los que no asumen la causa de los pobres!
La atención, como se ve, está en el uso que hay que hacer de las riquezas. Las riquezas son perversas cuando se acaparan, sustrayéndolas a los más débiles y empleándolas para el propio lujo desenfrenado; dejan de ser injustas cuando son fruto del propio trabajo y se ponen al servicio de los demás y de la comunidad.
Dios puede hacer el milagro de convertir y salvar a un rico sin, necesariamente, reducirlo al estado de pobreza.
Preguntas para la meditación
Hay momentos decisivos en los que Jesús pasa por nuestra vida porque quiere ayudarnos a descubrir el Camino, la Verdad y la Vida:
• ¿Cómo reacciono ante el Señor que ahora mismo quiere “alojarse” en mi “casa” y en mi vida? ¿La invitación de Jesús provoca alegría y felicidad en mi corazón?
La Conversión: es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor, cree en Él por la acción del Espíritu y se decide a ser su amigo e ir tras de Él.
• ¿Todavía puedo cambiar? ¿Cómo vivo mi conversión? ¿Se ha producido algún cambio en mi forma de pensar y de vivir?
Jesús, ya nos ha perdonado, por eso es posible la conversión.
• ¿Cómo experimento en mi vida la misericordia de Dios que sale a mi encuentro?
• ¿Soy capaz de hacer lo posible y “lo imposible” para reparar el mal que pude haber hecho?
LECTIO DIVINA:
Una metodología para una espiritualidad bíblica.
La Lectio Divina es una metodología que busca profundizar el texto bíblico en vista a la vida, que trasciende lo escrito para adentrarse en el mundo de Dios que está como base de toda la Escritura. En sí es una experiencia espiritual con la Biblia haciendo que ella sea Palabra viva de Dios para cada uno de nosotros, por medio de la oración.
Es un modo de asumir la espiritualidad, es tener la Biblia como elemento básico de toda la vida, es hacer de la Palabra escrita el alimento diario para la fe. Es buscar al Señor por medio de la Palabra que se revela en ella, para encontrarlo vivo y presente en el hoy, aquí y ahora.
La Palabra escrita en la Escritura es un medio para el conocimiento y el encuentro con el Señor, de ahí que ella es fuente de vida espiritual tanto personal como comunitaria.
P a s o s
En la Lectio Divina se siguen cinco pasos, que son momentos de oración y de búsqueda del Señor, como son: LECTURA. MEDITACIÓN. ORACIÓN. CONTEMPLACIÓN. ACCIÓN. Estos pasos son medios y no fin, de ahí que se los debe seguir como ayudas, pero no ser rígidos en su utilización, esto todo depende de la situación.
(Continuará…)
Lectura. ¿Qué dice el texto?
La LECTURA atenta y pausada de la Palabra escrita del Señor, es la base y el corazón de la Lectio Divina. Sin un conocimiento claro y preciso del texto, será imposible realizar los siguientes pasos de la metodología. La LECTURA es determinante para todo el método, pues si no se conoce lo que dice y transmite el pasaje, si no se entiende lo que dice la Escritura, es imposible hacer la meditación o la contemplación, como tampoco ver el actuar, aquello que se debe poner en práctica. Para una recta interpretación es determinante una lectura atenta, detenida y creyente del texto.
Una LECTURA de fe, con espíritu de discípulo, con corazón abierto y disponible, buscando conocer y profundizar aquello que el Señor nos transmite es la base para cualquier reflexión bíblica. Para nosotros que creemos, nuestro acercamiento al texto es la de un creyente y un discípulo, donde más allá de hacer un estudio detallado del texto, de conocer su estructura interna, el contexto donde fue generado, la actitud ante el texto de la Escritura es una actitud de fe, buscando conocer el mensaje que transmite para hacerlo vida y asimilarse al Señor Jesús, de ahí, que nuestra lectura no es neutra, sino la de un creyente, que encuentra en ella una revelación del Señor y una propuesta de vida. (continuará)
CEBIPAL
Avisos parroquiales:
1º Noviembre: Celebración de Todos los Santos. Misa a las 19 hs.
2º Noviembre: Conmemoración de todos los fieles difuntos. Misa a las 19 hs.
7º Noviembre Celebración mensual de San Cayetano. Misa a las 19 hs.
Lecturas de la semana:
Lunes 1: Apocalipsis 7,2-4.9-14; Salmo 23; 1º C S Juan 3,1-3; Mateos 4,25-5,12
Martes 2: Apocalipsis 21,1-7; Salmo 129; 1º C Corintios 15, 51-57; Juan 11, 17-27.
Miércoles 3: Filipense 2,12-18; Salmo 26; Lucas 14, 25-33.
Jueves 4: Filipense 3, 3-8; Salmo 104; Lucas 15, 1-10.
Viernes 5: Filipense 3,17-4,1; Salmo 121; Lucas 16, 1-8.
Sábado 6: Filipense 4,10-19; Salmo 111; Lucas 16, 9-15.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas. Servicio Bíblico Latinoamericano. P. Raniero Cantalamessa. ECLESALIA.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la lectura y meditación de la Biblia, en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José
http://miencuentroconjesus1.blogspot.com/
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar
¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
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6 comentarios:
Contemplación
“Esta noche en casa” (“Home tonight”), es el título del último librito (póstumo) de Nouwen. Se trata de “Más reflexiones sobre la parábola del hijo pródigo” y son desgrabaciones hechas por amigos de charlas suyas que complementan su libro sobre el cuadro de Rembrandt. Le pusieron por título “Esta noche en casa” porque es el tema central de sus reflexiones: qué significa “estar en casa”, “tener un hogar”, “habitar en esa “relación” entre Jesús y el Padre que es el Hogar verdadero. Hogar del que nos escapamos y al que siempre añoramos regresar, como el hijo pródigo; hogar en el que no estamos a gusto, si nos quedamos con la actitud del hijo mayor; Hogar en el que el Padre siempre nos espera, para poner sus manos en nuestra espalda, perdonándonos; Hogar a cuya puerta sale el Padre a invitarnos a entrar en la fiesta, haciéndonos sentir que “todo lo suyo es nuestro”.
La frase de Jesús a Zaqueo: “bajá pronto, que hoy tengo que ir a quedarme en tu casa”, es una frase síntesis de la misión de Jesús. El “tengo que” (“es necesario”, “conviene”), expresa la ligazón de Jesús a la voluntad del Padre.
El Padre quiere a sus hijos en casa y Jesús viene a buscar a los perdidos para llevarlos de vuelta al hogar.
A llevar a los hijos de vuelta a la casa del Padre, a eso ha venido Jesús.
Y para ello, viene primero él a nuestra casa. A la tuya y a la mía, a la de cada uno y a la de todos.
Alojándose en la casa de los publicanos y pecadores, Jesús nos atrae a la casa del Padre.
Nouwen lo expresa de una manera que me conmovió. Es algo que teóricamente ya sabía pero no sé si por la forma de decirlo o por un momento de gracia especial en que lo leí, la cuestión es que me iluminó todo el evangelio al describir con una imagen –la de “estar en el hogar”-, lo que significa entrar en la “relación de Jesús con el Padre”. Dice Nouwen:
“La vida de Jesús nos invita a creer no principalmente en él, sino en la relación entre él y el Dios al que llama “Padre”. Más aún, Jesús vino al mundo para comunicarse con todos los que, como nosotros, han escuchado que esta relación está claramente a total disposición nuestra. Mediante su vida y muerte Jesús nos anuncia que en el corazón del Amor divino anida el deseo de estar en relación con cada persona individual. Para ti o para mí, volver al “hogar” es implicarnos en este encuentro primordial. Esta relación entre Jesús y el Único, el que lo envió al mundo, es el foco principal de toda la vida de Jesús y de sus enseñanzas. El nos apremia para que veamos cómo el Espíritu Creador llega a nosotros, no por él mismo, sino siendo enviado y en relación con Dios. La misión total de Jesús, su vida, sus palabras y trabajos, su pasión y su gloria, sólo son relevantes a causa de su relación con la Fuente que es quien lo envió. Todo lo relacionado con su vida estará para siempre en relación con el Único, al que llama Padre. Estar en esa relación es estar en casa, en el más profundo sentido de la palabra”.
Contemplación
“Esta noche en casa” (“Home tonight”), es el título del último librito (póstumo) de Nouwen. Se trata de “Más reflexiones sobre la parábola del hijo pródigo” y son desgrabaciones hechas por amigos de charlas suyas que complementan su libro sobre el cuadro de Rembrandt. Le pusieron por título “Esta noche en casa” porque es el tema central de sus reflexiones: qué significa “estar en casa”, “tener un hogar”, “habitar en esa “relación” entre Jesús y el Padre que es el Hogar verdadero. Hogar del que nos escapamos y al que siempre añoramos regresar, como el hijo pródigo; hogar en el que no estamos a gusto, si nos quedamos con la actitud del hijo mayor; Hogar en el que el Padre siempre nos espera, para poner sus manos en nuestra espalda, perdonándonos; Hogar a cuya puerta sale el Padre a invitarnos a entrar en la fiesta, haciéndonos sentir que “todo lo suyo es nuestro”.
a frase de Jesús a Zaqueo: “bajá pronto, que hoy tengo que ir a quedarme en tu casa”, es una frase síntesis de la misión de Jesús. El “tengo que” (“es necesario”, “conviene”), expresa la ligazón de Jesús a la voluntad del Padre.
El Padre quiere a sus hijos en casa y Jesús viene a buscar a los perdidos para llevarlos de vuelta al hogar.
A llevar a los hijos de vuelta a la casa del Padre, a eso ha venido Jesús.
Y para ello, viene primero él a nuestra casa. A la tuya y a la mía, a la de cada uno y a la de todos.
Alojándose en la casa de los publicanos y pecadores, Jesús nos atrae a la casa del Padre.
Nouwen lo expresa de una manera que me conmovió. Es algo que teóricamente ya sabía pero no sé si por la forma de decirlo o por un momento de gracia especial en que lo leí, la cuestión es que me iluminó todo el evangelio al describir con una imagen –la de “estar en el hogar”-, lo que significa entrar en la “relación de Jesús con el Padre”. Dice Nouwen:
“La vida de Jesús nos invita a creer no principalmente en él, sino en la relación entre él y el Dios al que llama “Padre”. Más aún, Jesús vino al mundo para comunicarse con todos los que, como nosotros, han escuchado que esta relación está claramente a total disposición nuestra. Mediante su vida y muerte Jesús nos anuncia que en el corazón del Amor divino anida el deseo de estar en relación con cada persona individual. Para ti o para mí, volver al “hogar” es implicarnos en este encuentro primordial. Esta relación entre Jesús y el Único, el que lo envió al mundo, es el foco principal de toda la vida de Jesús y de sus enseñanzas. El nos apremia para que veamos cómo el Espíritu Creador llega a nosotros, no por él mismo, sino siendo enviado y en relación con Dios. La misión total de Jesús, su vida, sus palabras y trabajos, su pasión y su gloria, sólo son relevantes a causa de su relación con la Fuente que es quien lo envió. Todo lo relacionado con su vida estará para siempre en relación con el Único, al que llama Padre. Estar en esa relación es estar en casa, en el más profundo sentido de la palabra”.
“Entró a hospedarse en casa de un pecador”. Ese era el comentario de mucha gente. Zaqueo mismo no creo que se haya imaginado siquiera la posibilidad de que Jesús quisiera ir a hospedarse en su casa. Por algo salió a buscarlo a la calle y terminó trepado a la higuera para poder verlo de cerca entre la multitud. Sin embargo, Zaqueo no se achicó. Lo recibió con alegría, dice el evangelio. Y se puso a la altura de la visita, ofreciendo sus bienes en reparación por sus pecados.
Cuesta creer que personas pequeñas como nosotros podamos ser considerados dignos de “entrar” en esa relación especialísima que existe entre el Padre y Jesús, su Hijo amado.
Cuesta creer que esa relación esté abierta para nosotros. A nuestra disposición, como dice Nouwen. Más aún, cómo vamos a creer que ellos anhelen con todo su corazón que cada uno de nosotros entre en esa en esa conversación íntima entre ellos. Cómo puede ser que nos estén esperando para que pasemos a descansar, a conversar, que tengan interés en que escuchemos lo que se dicen, que tengan sed de que nosotros bebamos de esa fuente de cordialidad y paz…
Cuesta creer que a Dios tenga verdadero interés en relacionarse personalmente con nosotros. Que esa sea su pasión, su alegría, lo que lo desvela y lo motiva.
Por otra parte, si uno lo piensa bien, ¿por qué nos habría creado si no? No me meto en si nosotros como creaturas llegamos a ser “interesantes”, sino en que Alguien como nuestro Dios, alguien como el Padre que nos revela Jesús, no puede no estar a la altura de su propia pasión, de su esperanza y su motivación.
Pero nosotros tendemos a poner distancia a nuestro deseo de ver a Dios. No nos animamos a “mandarnos” como Zaqueo.
¿No tenemos a veces una imagen de Dios como de una persona importante que puede ser que nos ame y nos atienda pero más como alguien que nos da una cita y se muestra atento a lo que necesitamos pero muy lejos de ser alguien que tiene verdadero gusto e interés en contarnos sus cosas a nosotros y en que compartamos su intimidad?
“Necesito quedarme hoy en tu casa”, dice Jesús.
Jesús no tiene lugar reservado en Jericó, símbolo de este mundo, y necesita hospedaje. Jesús se sabe enviado por el Padre al mundo y “debe” hospedarse en el corazón de aquellos en los que el Padre despierta la fe y la atracción por su Persona. Para Jesús, habitar en el seno del Padre y alojarse en la casa de los Zaqueos que desean verlo y que lo buscan, es una y la misma cosa: es una necesidad.
Hospedar y ser hospedado. Quedarse en una casa. Volver al hogar… Son expresiones hondas del amor. El amor quiere casa, hace nido, cobija, se queda, permanece, está, habita.
Zaqueo es icono del hombre que busca al Amor subido a las higueras y se encuentra con que el amor desea ir a habitar en la intimidad de su casa, en lo profundo de su corazón.
Jesús atraviesa la ciudad llevando en su corazón un Hogar portátil, si se puede hablar así. Su relación con el Padre no necesita templos: es relación constante, en Espíritu y en Verdad. No necesita templos pero sí hogares: el Señor quiere casas donde poder estar. También saldrá a rezar a lugares desiertos, subirá a la montaña, se lanzará mar adentro, recorrerá pueblos y aldeas… Pero no por eso deja de lado la intimidad de Betania -la casa de sus amigos, Marta, Lázaro y María-, la casa de Simón Pedro y la casa de Zaqueo el publicano. Tres casas símbolo de todas las casas. La casa de amistad, la casa de la misión, la casa de la misericordia. Tres casas a las que el Señor se invita y viene a buscarnos, luego de haber salido de su Casa, en Nazareth. El Señor no vino “al mundo” como espacio público (de hecho el mundo no lo recibió, porque no es casa, sino lugar de comercio y de poder). El Señor salió del Seno del Padre y vino al de María. Por eso Ella es tan Casa de todos, por eso todos sentimos que allí sí podemos estar “en relación” con Dios. El Señor necesita casas donde hospedarse hoy.
No hay que olvidar que Jesús no nació a la intemperie, sino en el pesebrito de Belén. El Verbo se hizo carne y vino a habitar en la relación entre José y María, relación-casa, relación–hogar, en donde se sintió igual de bien que en el seno de su Padre. No hay que olvidar que Jesús vivió más de treinta años en esa casillita de no más de tres ambientes que fue su hogar de Nazareth. Por eso siente añoranza de la casa de su Padre y del hogar de san José. Y cuando habla del Reino de los Cielos dice que no está aquí o allá sino “entre”, allí donde dos o más nos ponemos de acuerdo y lo hospedamos; allí donde nuestras relaciones son “casa” y “hogar” y no “oficina”, “locutorio” o “banco”, “cine” o “restorán”.
Que Zaqueo nos hospede en este evangelio –que es como su casa, palabra viva en la que siempre estamos invitados a verlo hospedando a Jesús con alegría- . Que Zaqueo nos haga sentir lo que él sintió en la mirada de Jesús y que en vez de repartirnos su dinero nos permita cambiar su nombre por el nuestro para sentir que Jesús nos dice a cada uno: ……., bajá pronto, que hoy tengo que ir a quedarme en tu casa”.
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