Lecturas del 14-11-10
Libro de Malaquías 3,19-20.
Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos, y saldrán brincando como terneros bien alimentados. Palabra de Dios.
Salmo 98(97)
R: El Señor viene a gobernar a los pueblos con rectitud.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey. R
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes; aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono. R
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud. R
2º C S. Pablo a los Tesalonicenses 3,6-12.
Les ordenamos, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que lleve una vida ociosa, contrariamente a la enseñanza que recibieron de nosotros. Ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes, y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar.
En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma.
Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo.
A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 21,5-19. Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Palabra del Señor.
Reflexión:
Como Marcos y Mateo, Lucas concluye la predicación de Jesús en Jerusalén con un discurso escatológico (=acerca de los acontecimientos del fin). Al evocarlos, el evangelista transmite su visión de la historia de la salvación en tres momentos: destrucción de Jerusalén, tiempo de la misión o de la Iglesia y, por último, la venida del Hijo del Hombre, que traerá la plenitud del Reino de Dios,
Para Lucas la destrucción de Jerusalén es el fin de toda una etapa de la historia salvífica, pero no el signo de la llegada del fin. Es verdad que a lo largo del discurso escatológico aparecen afirmaciones que expresan proximidad del fin del mundo. Sin embargo, vemos también cómo el cristianismo lucano empieza a aceptar en su concepción de la historia el retraso de la parusía.
Hay en el Evangelio una clara advertencia a los que esperaban impacientemente la vuelta del Señor, enfrentándolos al tiempo del testimonio, el que está viviendo la comunidad. Existía el peligro, en la corriente del entusiasmo apocalíptico, de perder el contacto con la realidad histórica y cotidiana. Pero si el Señor ha vencido a la muerte, piensa, Lucas, el fin hacia el que caminamos no es una utopía anónima, sin Jesús resucitado, a quien encontramos también, oculta y sacramentalmente, en la Iglesia y en el mundo. Así, la finalidad de este discurso en Lucas no es tanto describir los acontecimientos que se van a suceder en el futuro como dar a los creyentes de su comunidad la fuerza y el coraje para que puedan vivir, en este tiempo de testimonio, el seguimiento de Jesús, en medio de las pruebas y dificultades, recordándoles el valor del tiempo presente.
El templo no sirve: será destruido. “Como algunos comentaban la belleza del templo por la calidad de la piedra y de los exvotos, dijo: Eso que contemplan llegará un día en que la derribaran hasta que no quede piedra sobre piedra”. El templo era para los judíos el símbolo de su fe y de su nacionalidad, como también de la alianza y presencia de Dios en medio de su pueblo. Por eso existía la creencia de que era imposible que fuera destruido. De hecho, Jesús fue acusado de blasfemo ante el Sanedrín por haber usado hacer semejante profecía.
Por tanto, la destrucción del templo así como Jerusalén representa, desde la perspectiva de Jesús, el final del Antigua Alianza entre Dios y el pueblo de Israel, el derrumbamiento de una forma de entender la religión de forma legalista, cultual y farisaica. En el Reino de Dios que Él inaugura ya no se necesitará templo, ni ciudad santa, ni sacrificios, porque toda la humanidad es el gran templo de Dios.
Signos y mensajes para vivir. Saber discernir. Lucas alerta a las comunidades cristianas sobre posibles signos engañosos (falsos profetas, impostores, anunciadores de catástrofes y de la inminencia del fin, vendedores de utopías y paraísos, de fórmulas mágicas, ficticios salvadores)
Profetas siempre los ha habido y los habrá, verdaderos o falsos. También hoy, basta abrir nuestros ojos al mundo para que veamos si somos profetas verdaderos, por eso, es necesario recuperar el don del discernimiento para interpretar los acontecimientos históricos.
No a la fiebre mesiánica o escatológica. En momentos de crisis, de conflicto, de cambio –sea cultural, religioso, sociológico, político, psicológico, personal…- aflora eso que llamamos fiebre mesiánica o escatológica. Se busca salvación inmediata, seguridad inmediata, solución inmediata. Esta fiebre la vemos, por ejemplo, en TV y en las revistas. Éstas orientan las decisiones, informan un modo de percibir las cosas y suministran ejemplos de conducta, modelos excelsos: personas felices, robustas y sexualmente atractivas que son libres, emprendedoras, competentes y agradables. Obviamente, estos bienaventurados, ya han sido salvados o están muy cerca de serlo. Por eso, la cultura de los medios de masas es una religión, y difícilmente podemos huir de su templo.
“Los perseguirán”. La persecución no es algo por lo general, que venga de repente debido a la maldad o ceguera de algunas personas. La verdadera persecución comienza a gestarse cuando la Iglesia y los cristianos se convierten en amenaza para los intereses egoístas e injustos de los sectores más poderosos e influyentes en una sociedad. La ausencia de una verdadera persecución en el mundo puede significar que nadie siente necesidad de acosar hoy la fe para tratar de anularla, pues los mismos cristianos nos encargamos de vaciarla de su fuerza con su mediocridad y rutina de nuestras vidas. Puede ser también signo de que vivimos esa fe de manera privada e intimista sin repercusión en la vida pública y social.
“No preparen su defensa”. Nosotros somos más dados a la apologética que a la profecía. Estas son incompatibles en este contexto. Si se hace apologética, además de ser ineficaz y estéril, podría muy bien ser un signo de que no se cuenta con el Espíritu ni con la profecía. No sólo la Iglesia es propensa a hacer apología y a defenderse. ¿Quién no es dado a defender sus intereses, sus dogmas, sus convicciones? ¿Quién no tiene dentro el virus de la intransigencia, del fanatismo? El mensaje de Jesús sigue teniendo plena actualidad.
“Tengan confianza”. La esperanza cristiana no se alimenta del fracaso de otras esperanzas que podemos alimentar como personas. La confianza cristiana desacraliza toda la realidad, pero fiada en la Palabra de Dios sabe que la vida merece la pena, la historia tiene sentido y todo sucede para bien de los hijos de Dios.
“Si perseveran, conseguirán la vida”. Lucas se preocupa de subrayar que “el final no vendrá enseguida”. La historia de la humanidad se prolongará. Una historia que avanza, pero en la que no faltarán momentos de crisis, violencia y enfrentamientos; situaciones en las que todo lo que afianza la vida parecerá tambalearse.
La paz será destruida por la violencia y los enfrentamientos. La solidaridad entre los hombres se romperá; se llegará al odio y a la muerte. El mismo universo parecerá negarse a sostener la vida.
¡Hay que perseverar y tener esperanza! La intención de Jesús no es la de hacernos vivir sobrecogidos, esperando casi con morbosidad cuándo ocurrirá todo esto. Jesús nos invita por el contrario, a enfrentarnos con lucidez y responsabilidad a una historia larga, difícil y conflictiva. Y concretamente, nos subraya una actitud fundamental: la perseverancia. Lo que puede llevarnos a los hombres a la verdadera salvación no es la violencia que lo pretende resolver todo por la fuerza, ni el abandono y la dimisión de los que se cansan de seguir luchando por un futuro mejor.
Sólo el trabajo constante y tenaz de los incansables abre un porvenir de vida y salvación.
Pbro. Daniel silva.
Preguntas para la meditación
v ¿Percibo que todo lo “creado” por el hombre, por más bello que sea, tiene un comienzo y un fin?
v ¿Cómo me impactan las primeras palabras de Jesús?, ¿a qué me movilizan?
v ¿Quiénes podrían ser hoy los falsos profetas o falsos mesías?
v ¿Qué tipo de “cataclismos” he experimentado y experimento?
v ¿Cuál es mi reacción ante los “cataclismos” de la vida?
v ¿Realmente infunden confianza en mi vida las palabras de Jesús?
v ¿Qué actitud adquiero ante las persecuciones a causa de mi fidelidad al camino de Cristo?
v ¿Qué significa para mí hoy escuchar que Jesús me dice que si me mantengo firme hasta el fin me voy a salvar?
Como hacer la MEDITACIÓN
PREGUNTAS. Algunos materiales que siguen la metodología de la Lectio Divina, facilitan algunas preguntas sencillas que buscan llamar la atención del lector a algunos aspectos significativos que tiene el texto. Estas preguntas buscan favorecer la comunicación y el compartir en grupo, buscando que cada uno transmita aquello que descubre en la Palabra, lo que conoce de ella o lo que ve como novedad.
Esas preguntas son graduales, pues se parte de una muy sencilla e ingenua, para ir tratando gradualmente en texto en sí mismo, profundizando versículos o palabras. En sí las preguntas son un medio para el diálogo, un instrumento para el compartir.
Ver los VERBOS. Una manera un poco más complicada pero también muy rica es ver los verbos del relato, viendo si están en presente, en futuro, en pasado. Teniendo en cuenta lo que significan y lo que quieren decir con eso.
El relato. Existen métodos de lectura que se detienen en ver el cuándo, el dónde, el quién y el cómo del relato, en vista al para qué. Son métodos de lectura que dan mucha atención al rol de los personajes, viendo lo que dicen y lo que quieren decir, en vista al sentido del mismo.
Independiente del cómo se haga la MEDITACIÓN, es imprescindible que siempre esa reflexión termine con una alusión a nuestra realidad actual, a nuestro hoy, aquí y ahora, aplicando ese pasaje y ese mensaje a nuestra realidad cotidiana, que ella nos haga pensar en la manera cómo estamos asumiendo esa Palabra en nuestra vida y lo que estamos haciendo al respecto. De ahí, que al finalizar la MEDITACIÓN siempre es bueno preguntarse: ¿…y a nosotros (mejor: a mí) qué nos dice este pasaje, a qué nos compromete y cómo nos interpela?
Riesgo en la MEDITACIÓN: Un riesgo siempre actual es querer manipular la Palabra, hacerla decir lo que uno quiere oír o lo que le interesa, tergiversando el sentido propio y original del texto. Es ahí, donde la comunidad o el grupo manifiesta el sensus ecclesie, el sentir de la Iglesia, dando a conocer aquello que hace parte de la propia fe que se desprende de una lectura fiel de la Palabra. Por otro lado existe el riego de que una o dos personas monopolicen y acaparen la reunión, haciendo de ella no una oración sino una charla o una clase. En esos casos el animador del grupo está obligado a dar la palabra a otros. En la MEDITACIÓN debe primar el sentido común, la caridad y la solidaridad, dando espacio para que todos participen y haya un mutuo enriquecimiento. (Continuará)
CEBIPAL
Oración: P Pio (fragmento)
Quédate conmigo, Señor, porque Yo soy débil y necesito de tu fortaleza, para que no caiga tan frecuentemente.
Quédate conmigo, Señor, porque tu eres mi vida y sin Ti Yo estoy sin fervor.
Quédate conmigo, Señor, porque tu eres mi luz y sin ti yo estoy en la oscuridad.
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que Yo pueda escuchar tu voz y seguirte.
Lecturas de la semana:
Lunes 15: Apocalipsis 1, 1-5.6b. 10-11; 2, 1-5ª; Salmo 1; Lucas 18, 35-43.
Martes 16: Ap. 3, 1-6. 14-22; Salmo 14; Lucas 19, 1-10.
Miércoles 17: Ap. 4, 1-11; Salmo 150; Lucas 19, 11-28.
Jueves 18: Ap. 5, 1-10; Salmo 149; Lucas 19, 41-44.
Viernes 19: Ap. 10, 8-11; Salmo 118; Lucas 19, 45-48.
Sábado 20: Ap. 11, 4-12; Salmo 143; Lucas 20, 2-40.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la lectura y meditación de la Biblia, en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José
http://miencuentroconjesus1.blogspot.com/
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