Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

viernes, 26 de agosto de 2011

22º domingo durante el año, « ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? »

Lecturas del 28-08-11– Ciclo A –


Libro del profeta Jeremías 20, 7-9

¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí.
Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: «¡Violencia, devastación!»
Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día. Entonces dije: «No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre.»
Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía.
Palabra de Dios.

Salmo 62

R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.

Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.

Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. R.

Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R.

Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene. R.

S. Pablo a los cristianos de Roma 12, 1-2

Hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer.
No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 16, 21-27

Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá.»
Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.»
Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús y Pedro, frente a frente.
Seguir a Jesús.

Este pasaje está muy relacionado con el anterior. El reconocimiento de Jesús como Mesías e Hijo de Dios y la convocación de la Iglesia en torno a Pedro crean el ámbito para que Jesús comience a manifestar a los discípulos su destino, y para que ellos comprendan, desde la fe, que deben seguirle por ese mismo camino.

Podemos distinguir en este pasaje tres escenas: el primer anuncio de la pasión, el diálogo entre Jesús y Pedro y la instrucción a todos los discípulos.
Anuncio de la pasión. Jesús da un paso adelante en su manifestación a los discípulos, y les muestra, con claridad, que su camino mesiánico pasa por el sufrimiento y la muerte antes de llegar a la gloria de la resurrección.

La reacción de Pedro. Pedro muestra que su comprensión del misterio de Jesús es aún imperfecta, a pesar de su confesión de fe en Él como Mesías e Hijo de Dios. Pedro es un discípulo imperfecto.

La respuesta que Jesús le da no parece de rechazo “apártate de mí” sino más bien una invitación. Literalmente lo que Jesús le dice es: “Ponte detrás de mí”; es decir, vuelve a ocupar el puesto de discípulo, sígueme y camina por la senda que mis pasos van marcando. Pero ha tenido la osadía de ponerse al frente de Jesús para obstaculizar su camino, porque la cruz le resulta escandalosa, y Jesús quiere hacerle ver que el lugar de discípulo es ir detrás de Él, camino de la cruz. Pedro representa aquí a los discípulos de todos los tiempos, que se escandalizan y no comprenden a Jesús y que necesitan colocarse de nuevo en actitud de seguimiento.

Instrucción a los discípulos. Después de haber hablado de su propio camino mesiánico. Jesús se dirige a todos los discípulos para explicarles cuál es el camino del seguimiento.
Hay un punto que en seguida aparece central: toda la vida del discípulo debe hacer referencia a Jesús.
La afirmación más importante: “El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y me siga”. Los tres verbos (negarse a sí mismo, cargar con la cruz y seguir) pretenden explicar en qué consiste ser discípulo.
“Negarse a sí mismo”: renunciar a vivir para sí y no tener miedo a arriesgar todo por Él.
“Tomar la cruz” la unión con Jesús en su muerte y resurrección.
“seguir” hace referencia al seguimiento del propio Jesús histórico. Tomar parte en el destino histórico de Jesús.
Pocos aspectos del Evangelio han sido han sido tan distorsionados y desfigurados como la llamada de Jesús a “tomar la cruz”. De ahí que muchas personas tengan ideas confusas sobre la actitud cristiana a adoptar ante el sufrimiento.

Si queremos seguir a Jesús con fidelidad no podemos olvidar que en Él no encontramos ese sufrimiento que tantas veces nos acompaña, generado por nuestro propio pecado o nuestra manera desacertada de vivir. Jesús no conoció los sufrimientos que nacen de la envidia, el resentimiento, el vacio interior o el apego egoísta a las cosas y a las personas. Hay por tanto, un sufrimiento que hemos de ir suprimiendo de nosotros si queremos seguirle.

Por otra parte Jesús no ama ni busca arbitrariamente el sufrimiento, ni para Él ni para los demás, como si éste encerrara algo especialmente grato a Dios. Es una equivocación creer que uno sigue más de cerca de Jesús si busca sufrir sin necesitad alguna. Lo que agrada a Dios no es el sufrimiento, sino la actitud con que una persona asume las cruces que nacen del seguimiento de Jesús.

Pero cuando Jesús se encuentra con el sufrimiento provocado por quienes se oponen a su misión, no lo rehúye sino que lo asume en una actitud de fidelidad al Padre y de servicio incondicional a las personas.
Por eso, hay sufrimientos, rechazos, conflictos, cruces que el cristiano ha de asumir siempre. Son los que sólo podríamos hacer cada uno de nosotros la cruz que hemos de llevar detrás de Él.

¿Qué pensar de una sociedad que evita, esconde y rechaza determinadas formas de sufrimiento? ¡Qué decir de una sociedad que saca rápidamente de casa a los inválidos y ancianos, y que borra de su memoria, con toda prontitud, el recuerdo de los muertos?
¡Qué decir de las generaciones de padres y de hijos que cortan lo más rápidamente la comunicación entre sí, aunque vivían juntos, para evitar los conflictos y vivir con mayor naturalidad, se suprime la vida del niño, sin permitir su nacimiento?
¿Qué decir de una sociedad atrincherada, incapaz de la más mínima renuncia y ascesis, viendo en la acera de enfrente a millones de personas que carecen de lo más básico para vivir?
¿Qué decir de los que viven sólo por el éxito económico, el triunfo social y las ansias de tener? ¡No estaremos estropeando nuestra propoia vida?
Las palabras de Jesús, tantas veces rechazadas y despreciadas como “una moral de esclavos”, pueden cobrar de nuevo toda su actualidad y Buena Noticia:
“El que quiera ser mi discípulo, que se niegue así mismo, tome su cruz y me siga”.

Para orar…

Escuchar las palabras de Jesús – Renovar mi compromiso cristianos – Estar y practicar la actitud del discípulo – Cargar con la cruz…

Pbro. Daniel Silva.

La Cruz Abrazada...

Un joven sentía que no podía más con sus problemas. Cayó entonces de rodillas rezando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada"
El Señor le contestó:”Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tú quieras".El joven suspiró aliviado: "Gracias Señor". Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: "Señor, quisiera esa cruz".
El Señor le contestó:”Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar"
de autor desconocido

La meta del discipulado es encontrar la vida.

La motivación fundamental es ésta contraposición: “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá / pero quien pierda su vida por mí, la encontrará” (16,25).
Estas dos posibilidades contrapuestas, puestas ahora en consideración, iluminan el sentido del seguir a Jesús con la cruz partiendo de la idea de la vida. En pocas palabras: la meta del discipulado es encontrar la vida, lo cual corresponde al deseo más profundo de todo ser humano. Ahora bien, esta meta puede ser lograda o fracasada solamente de manera radical, no hay soluciones intermedias.
La vida, aquí y más allá de la muerte, se consigue mediante un gesto supremo de donación de la propia vida. Hay falsas ofertas de felicidad (o “realización de la vida”) que conducen a la pérdida de la vida; la vida es siempre un don que no nos podemos dar a nosotros mismos, en cambio, siempre estamos en capacidad de darla. En esta lógica: quien pierde la propia vida por Dios y por los demás, “la encontrará”.
El discipulado, bajo la perspectiva de la cruz, no es un camino de infelicidad, todo lo contrario: ¡El sentido último del seguimiento es alcanzar la vida!
La esencia del Discipulado: Seguir al Maestro en su ruta pascual hacia la “Vida”

Mi profesión de fe:

· Cuando el miedo llegue a la puerta de mi vida quiero decir con todas mis fuerzas:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

· Cuando me vea tentado de tomar otros caminos distintos a los tuyos, voy a decir:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

· Cuando me sienta solo y desamparado, gritaré con todas mis fuerzas:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»


Lecturas de la Semana

Lunes 29: Jr. 1, 17-9; Sal 70; Mc.6, 17-29.
Martes 30: 2Cor. 10, 17—11, 2; Sal: 148; Mt. 13, 44-46.
Miércoles 31: Col. 1, 1-8; Sal 51; Lc 4, 38-44.
Jueves 1: Col. 1,9-14; Sal 97; Lc. 5, 1-11.
Viernes 2: Col. 1, 15-20; Sal 99; Lc 5, 33-39.
Sábado 3: Col. 1, 21-23; Sal 53; Lc. 6, 1-5.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Lectionautas.com.

Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.

Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.

http://miencuentroconjesus1.blogspot.com/
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar

1 comentario:

EDD dijo...

San Cesáreo de Arles (470-543), monje y obispo
Sermon 159 ; CCL 104, 650

«Quien me sigue»

Pecando, el hombre había cubierto su ruta de obstáculos, pero ésta ha sido superada cuando Cristo la pisó con su resurrección e hizo, de un sendero estrecho, una avenida digna de un Rey. La humildad y la caridad son los dos pies que permiten desplazarse con rapidez. Todos somos atraídos por las alturas de la caridad, pero la humildad es el primer escalón que es preciso subir. ¿Por qué levantas el pie más alto que tú mismo? ¿Quieres caer y no subir? Comienza por el primer escalón, es decir por la humildad, y después ella te hará subir.
Por ello nuestro Señor y Salvador no se limitó a decir: "que renuncie a sí mismo», sino que añadió: "que coja su cruz y que me siga «. ¿Qué significa, que coja su cruz? Que soporte todo lo que le es penoso, y así es como llegará a mi casa. Desde que haya comenzado a seguirme, conformándose a mi vida y a mis mandamientos, encontrará en su camino bastante gente que le contradecirá, que tratarán de desviarlo, que no sólo se burlaran de él, sino que le perseguirán. Estas personas no se encuentran únicamente entre los paganos que están fuera de la Iglesia; sino incluso entre los que parecen estar en la Iglesia, si se juzgan externamente...
Por consiguiente, si tú deseas seguir a Cristo, lleva su Cruz sin más demora y sobrelleva a los malvados sin dejarte vencer... «Si alguno quiere caminar en pos de mí, que coja su cruz y que me siga». En consecuencia, si queremos poner esto en práctica, tratemos, con la ayuda de Dios, de hacer nuestra la palabra del apóstol san Pablo: "Si tenemos qué comer y qué vestir, démonos por satisfechos». Es de temer, que si deseamos más bienes terrestres de los que necesitamos, «queriéndonos enriquecer", no «caigamos en la trampa de la tentación, en una multitud de deseos absurdos y peligrosos, que conducen a las personas a la ruina y la perdición» (1Tm 6,8-9). Se digne, el Señor, tomarnos bajo su protección y nos libre de esta tentación.