Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 26 de marzo de 2016

Adoración al Santísimo Sacramento:

En el nombre del Padre y  del Hijo y del Espíritu santo, amén.

Y le pedimos al ES que nos asista y guié en esta adoración al santísimo Sacramento:

1)      Oración:
Ven Espíritu Santo, ven padre de los pobres, ven fuego divino, ven.
Ven a regar lo que está seco en nuestras vidas, ven.
Ven a fortalecer lo que está débil, a sanar lo que está enfermo, ven.
Ven a romper mis cadenas, ven a iluminar mis tinieblas, ven.
Ven porque te necesito, porque todo mi ser te reclama.
Espíritu Santo, dulce huésped del alma, ven, ven Señor” Amén   
                           

 Compartimos el versículo que más nos llegó. 


2)      Oración:
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría: dame mirada y oído interior, para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.

Compartimos el versículo que más nos llegó.


3)      Canción:

Ven Espíritu de Dios. Inúndame de amor y ayúdame a  seguir.
Ven y dame tu calor quema mi corazón enséñame a servir.

 

Ven Espíritu de Dios. Ven a mi ser. Ven a mi vida.

Ven Espíritu de Dios, Ven a morar. Maranathá.

Con la vida que me das te invoca mi dolor aclama a mi Señor.
Ven y cambia mi existir, transforma mi penar en glorias hacia TI.

4)                  Meditamos:

Queremos acompañarte Señor a lo largo de esta noche, pero no acompañarte un tiempo de reloj, el tiempo como  tal no importa tanto, sino con en el Espíritu que nos enseñaste a vivir cada momento de nuestras vidas. Queremos estar más cerca de tu entrega, acompañarte Señor es poco, mejor es unirnos a vos,  poner nuestro corazón junto al tuyo, no solamente mirarte y aceptarlo, si no sentirlo en lo más profundo de nuestro ser, quedándonos no solamente con el dolor  que sentís, si no con el AMOR por él cual hiciste todo.


Ven Espíritu Santo. Llénanos de tu luz y de tu amor para poder acompañar al señor en este momento.

Señor Jesús te vimos recorriendo las aldeas de Galilea, allí viviste los mejores momentos de tu vida. La gente sencilla se conmovía ante tu mensaje de un Dios bueno y misericordioso. Los pobres se sentían defendidos. Los enfermos y desvalidos agradecían a Dios Padre tu poder de curar y aliviar su sufrimiento. Sin embargo no te quedaste para siempre entre aquellas gentes que te querían tanto.

Nos explicaste su decisión: «tengo que ir a Jerusalén», era necesario anunciar la Buena Noticia de Dios y su proyecto de un mundo más justo, en el centro mismo de la religión judía. Era peligroso. Sabías que «allí ibas a padecer mucho». Los dirigentes religiosos y las autoridades del templo te iban a ejecutar, pero confiabas en el Padre: que te «resucitaría al tercer día».

5)      Meditamos:

Getsemaní es la noche triste de Jesús, la hora crítica. Una hora que duró una eternidad. Jesús entró en agonía y su agonía traspasa los siglos.
Getsemaní es noche oscura, es soledad.
Getsemaní es ceguera e ingratitud de los amigos.
Getsemaní es angustia, es silencio.
Getsemaní es tristeza de muerte, es súplica desgarrada.
Getsemaní es lucha con Dios, hasta dejarse vencer, es cercanía de algún ángel bueno.
Getsemaní es victoria del sí, del sí que nos salva.

En Getsemaní, te vimos con un sudor de sangre, causa de la angustia en que estabas sumido. Se diría que era el alma el que sudaba, sangre de las venas del alma. Los aspectos dolorosos de la pasión, nos oprimen, nos conmueven, pero hay también aspectos amorosos donde Dios nos hace saber que su ternura y misericordia son eternas.

Tu misericordia, Señor, es lo más fuerte.
Tu misericordia, Señor, sostiene al mundo.
Tu misericordia, Señor, es infinitamente más grande que el abismo de nuestras miserias. Tu misericordia, Señor, no tiene límite, ni fondo.
Tu misericordia, Señor, es nuestra esperanza.
Tu misericordia, Señor, es lo que nos salva.

Pero Getsemaní no fue; Getsemaní es, sigue existiendo y en algunos casos está a nuestro lado, aunque no queramos verlo.
Getsemaní está: En todo aquel que sufre dolores en su cuerpo o angustia en su alma.
En aquel que está discriminado y excluido socialmente.
En el que está crucificado en una cama o una silla de ruedas.
En el que fracasa una y otra vez.
En el torturado o injustamente encarcelado.
En el desocupado porque no encuentra trabajo.
En el que vive en la miseria a causa de la injusticia y la corrupción, en los chicos desnutridos y en los ancianos olvidados.
En el que lucha por liberarse de sus dependencias.
En la mujer esclavizada y utilizada.
En el que ha perdido la ilusión y la esperanza.
En el niño prostituido, que ya no ríe, pero también en el ser abortado que ya no vivirá.

Señor Jesús: sabemos que tocas nuestro corazón en la hora difícil, para que nadie se sienta solo en la noche triste, para que todos encuentren la mano amiga en los momentos de crisis, que tu debilidad nos haga fuertes y tu oscuridad encienda nuestra fe.

6)      Canción: Salmo 18 
        
Yo te amo, Señor mi fortaleza, mi roca, mi valuarte, mi liberador, la peña en que me amparo, mi escudo y mi fuerza, mi salvador.  
En el templo se escuchó mi voz, clamé por Ti en mi angustia, extendiste tu mano y no caí, no caí.
Tu poder del enemigo me libró. Las olas de la ...........       
Ven Espíritu de Dios. Ven a mi ser. Ven a mi vida. Ven Espíritu de Dios, Ven a morar. Maranathá.

7)      Palabra del Señor:  Jn 1, 1-5. 9-11


“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron”...
La Palabra era la luz verdadera, que al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.

Espíritu de Dios ayúdanos a meditar  en nuestro interior:
Señor Vos que viniste a rescatarnos, que diste tu vida por nosotros, sabemos que la agonía que vemos en tu rostro fue por el AMOR que nos tenes. Señor te pedimos que nos ayudes a meditar sobre estas preguntas que surgen en nuestro peregrinar:

¿En todo este tiempo que te hiciste presente en nuestras vidas, reconocimos tu palabra como la luz verdadera?  ¿es nuestra guía en cada situación que nos toca vivir? 
¿Qué significa entregar nuestra vida y morir a nuestro yo, para que a igual que vos podamos vivir de acuerdo a la voluntad del Padre?

Significa entregar nuestros modos de ver las cosas, para que sean los modos de Dios y no los nuestros los que rijan nuestra vida. Significa entregar nuestros planes, para pedirle a Dios que nos muestre sus planes para nuestra vida, y realizar esos planes y no los nuestros. Significa entregar nuestra voluntad a Dios, para que sea Su Voluntad y no la nuestra la que dirija nuestra existencia en la tierra.

Que nuestro Dios que es fuente de amor, colme nuestro interior con su Paz.
Que Jesucristo, Amor que se entrega haga de nosotros un instrumento de reconciliación.
Que el Espíritu Santo, vínculo y unidad haga de nuestros corazones ardientes impulso de comunión.
Que el Señor nos bendiga y nos guarde y haga de nosotros una bendición para los demás.

8)      Canción: “en m Mí Getsemaní”

Para que mi amor no sea un sentimiento tan solo un deslumbramiento pasajero.
Para no gastar mis palabras más mías ni vaciar de contenido mi te quiero.
Quiero hundir más hondo mi raíz en ti y cimentar en solidez éste, mi afecto pues mi corazón que es inquieto y es frágil sólo acierta si se abraza a tus proyectos

Más allá de mis miedos, más allá de mi inseguridad quiero darte mi respuesta: aquí estoy, para hacer Tu voluntad para que mi amor sea decirte sí  hasta el final.

9)      Jn 1, 16-18.

De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
El que lo ha revelado es el hijo único, que está en el seno del Padre.

Reflexión: Sabemos que la vida diaria nos agobia, sabemos que pagaste un alto precio por nosotros, por eso queremos comprometernos hoy ante vos a vivir nuestra vida guiados por tu Palabra y asistidos por el Espíritu santo que nos has dado.
Sabemos que no estamos solos, sabemos que bajo la fragilidad de la Ostia, con los ojos de la fe, veo ante mí a mi Dios, mí Señor, mi Redentor, al creador del cielo y de la tierra, a mí Todo. Señor haznos semejantes a Ti.

“Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor, que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo”.
Vamos a pedirle a Dios, que Cristo desde la Cruz, nos atraiga a Él, para que sin temor muramos con Él al pecado para resucitar con Él a la Vida Eterna.                

Ven Espíritu de Dios. Ven a mi ser. Ven a mi vida. Ven Espíritu de Dios, Ven a morar. Maranathá.

10)   Palabra del Señor: Jn 1, 14

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único lleno de gracia y de verdad...

Reflexión:
Debemos aprender a celebrar la Eucaristía, aprender a conocer de cerca a Jesucristo, el Dios con rostro humano; entrar realmente en contacto con él, aprender a escucharlo; aprender a dejarlo entrar en nosotros. Porque la comunión sacramental es precisamente esta inter-penetración entre dos personas. No tomo un pedazo de pan o de carne; tomo o abro mi corazón para que entre el Resucitado en mi ser, para que esté dentro de mí y no sólo fuera de mí; para que así hable dentro de mí y transforme mi ser; para que me dé el sentido de la justicia, el celo por el Evangelio y la fuerza de llevar la luz de Dios a este mundo.

La iniciativa salvadora de Dios reclama de nuestra parte una respuesta personal que no debe quedar en meros gestos individuales, externos y aislados. Abarca toda nuestra vida. Provoca una renovación total; un cambio profundo, definitivo, que debe estar presente en los criterios, los juicios, las actitudes, los comportamientos y los compromisos. Es mucho más que la adhesión a un “código de convivencia y buenas costumbres”….

Señor queremos recordar y vivir lo que nos dijiste:

 “Permanezcan en mi amor para que den fruto”.
 El fruto consiste en “que se amen unos a otros”
                                                                       (Jn 13,34).
 “Que se amen como yo los he amado”. Y “Nadie tiene mayor amor que dar la vida por los amigos”. 
                                                                      (Jn.15, 13)
Queremos decirte que cuentes con nosotros, nos sentimos tus amigos:

"Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti;
Te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti.
Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad
Te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti.
Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.     

Oh, amado Jesús

Ayúdame a esparcir Tu fragancia por donde quiera que vaya. Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida.
Penetra y posee todo mi ser tan completamente, que mi vida entera sea un resplandor de la tuya. Brilla a través de mí y permanece tan dentro de mí, que cada alma con que me encuentre pueda sentir Tu presencia en la mía.  ¡Permite que no me vean a mí, sino solamente a Jesús!

 Quédate conmigo y empezaré a resplandecer como Tú,  a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás.

La luz oh, Jesús, vendrá toda de Ti, nada de ella será mía;  serás Tú quien resplandezca sobre los demás a través de mí. Brillando sobre quienes me rodean, permíteme alabarte como más te gusta.

Permíteme predicarte sin predicar, no con palabras sino a través de mi ejemplo, a través de la fuerza atractiva, de la influencia armoniosa de todo lo que haga, de la inefable plenitud del amor que existe en mi corazón por Ti.
Amén. Madre Teresa de Calcuta

 

11)   Canción: Nadie te ama como yo


Cuanto he esperado este momento. Cuanto he esperado que estuvieras así.

Cuanto he esperado que me hablaras. Cuanto he esperado que vinieras a mí. Yo sé bien lo que has vivido. Yo sé bien lo que has llorado. Yo sé bien lo que has sufrido. Pues de tu lado no me he ido.

Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama como yo. Mira la cruz, esa es mi más
grande prueba. Nadie te ama como yo.
Mira la cruz, fue por Tí, fue porque te amo.
Nadie te ama como yo.

Yo sé bien lo que me dices. Aunque a veces ni me hablas. Yo sé bien lo que en ti sientes. Aunque nunca lo compartas.
Yo a tu lado he caminado. Junto a ti siempre yo he ido. Aunque a veces te he cargado. Yo he sido tu mejor amigo.

Terminamos rezando la oración que Jesús nos enseño:
Padre Nuestro.

Dios te salve María  / Dios te salve María / Dios te salve María.

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