Lecturas del 10 - 07 –
16, – Ciclo C –
Lectura del libro del Deuteronomio 30,9-14.
Moisés habló al pueblo, diciendo: El Señor, tu Dios, te dará abundante prosperidad en todas tus empresas, en el fruto de tus entrañas, en las crías de tu ganado y en los productos de tu suelo. Porque el Señor volverá a complacerse en tu prosperidad, como antes se había complacido en la prosperidad de tus padres. Todo esto te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos y sus leyes, que están escritas en este libro de
Salmo 68, R: Busquen al señor, humildes y vivirán.
Mi
oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío,
por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad. R
Respóndeme,
Señor, por tu bondad y tu amor, por tu gran compasión vuélvete a
mí;
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío, que tu ayuda me proteja: así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias. R
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío, que tu ayuda me proteja: así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias. R
Que
lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el
Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos.
R
Porque
el Señor salvará a Siòn y volverá a edificar las ciudades de Judá: el linaje de
sus servidores la tendrá como herencia, y los que aman su nombre morarán en
ella.
R
Carta
de San Pablo a los Colosenses 1,15-20.
Cristo
Jesús es la Imagen
del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él
fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres
visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo
fue creado por medio de él y para él.
El
existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. El es también la Cabeza del Cuerpo, es
decir, de la Iglesia. El
es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él
tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por
él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo,
restableciendo la paz por la sangre de su cruz. Palabra de Dios.
Evangelio
según San Lucas 10,25-37.
Un doctor dela
Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús
le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley ? ¿Qué lees en
ella?".
El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
Un doctor de
El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo". Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
Pero
el doctor de la Ley ,
para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi
prójimo?" .
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'.
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'.
¿Cuál
de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los
ladrones?". "El que tuvo compasión de él", le respondió el
doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma
manera".
Palabra
del señor.
Dios nuestro,
Padre de la luz, envía ahora tu Espíritu sobre nosotros: Que Él nos dé un
corazón oyente, nos permita encontrarte en tus Santas Escrituras y engendre tu
Verbo en nosotros. Amén
Reflexión: No pasar de largo
“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”. Esta es la herencia que Jesús ha dejado a la humanidad. Para comprender la revolución que quiere introducir en la historia, hemos de leer con atención su relato del “buen samaritano”.
En él se nos describe la actitud que hemos de promover, más allá de nuestras creencias y posiciones ideológicas o religiosas, para construir un mundo más humano.
En la cuneta de un camino solitario yace un ser humano, robado, agredido, despojado de todo, medio muerto, abandonado a su suerte. En este herido sin nombre y sin patria resume Jesús la situación de víctimas inocentes maltratadas injustamente y abandonadas en las cunetas de tantos caminos de la historia.
En el horizonte aparecen dos viajeros: primero un sacerdote, luego un levita. Los dos pertenecen al mundo respetado de la religión oficial de Jerusalén. Los dos actúan de manera idéntica: “ven al herido, dan un rodeo y pasan de largo”. Los dos cierran sus ojos y su corazón, aquel hombre no existe para ellos, pasan sin detenerse.
“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”. Esta es la herencia que Jesús ha dejado a la humanidad. Para comprender la revolución que quiere introducir en la historia, hemos de leer con atención su relato del “buen samaritano”.
En él se nos describe la actitud que hemos de promover, más allá de nuestras creencias y posiciones ideológicas o religiosas, para construir un mundo más humano.
En la cuneta de un camino solitario yace un ser humano, robado, agredido, despojado de todo, medio muerto, abandonado a su suerte. En este herido sin nombre y sin patria resume Jesús la situación de víctimas inocentes maltratadas injustamente y abandonadas en las cunetas de tantos caminos de la historia.
En el horizonte aparecen dos viajeros: primero un sacerdote, luego un levita. Los dos pertenecen al mundo respetado de la religión oficial de Jerusalén. Los dos actúan de manera idéntica: “ven al herido, dan un rodeo y pasan de largo”. Los dos cierran sus ojos y su corazón, aquel hombre no existe para ellos, pasan sin detenerse.
Esta
es la crítica radical de Jesús a toda religión incapaz de generar en sus
miembros un corazón compasivo. ¿Qué sentido tiene una religión tan poco
humana?
Por el camino viene un tercer personaje. No es sacerdote ni levita. Ni siquiera pertenece a la religión del Templo. Sin embargo, al llegar, “ve al herido, se conmueve y se acerca”. Luego, hace por aquel desconocido todo lo que puede para rescatarlo con vida y restaurar su dignidad. Esta es la dinámica que Jesús quiere introducir en el mundo.
Lo primero es no cerrar los ojos. Saber “mirar” de manera atenta y responsable al que sufre. Esta mirada nos puede liberar del egoísmo y la indiferencia que nos permiten vivir con la conciencia tranquila y la ilusión de inocencia en medio de tantas víctimas inocentes.
Por el camino viene un tercer personaje. No es sacerdote ni levita. Ni siquiera pertenece a la religión del Templo. Sin embargo, al llegar, “ve al herido, se conmueve y se acerca”. Luego, hace por aquel desconocido todo lo que puede para rescatarlo con vida y restaurar su dignidad. Esta es la dinámica que Jesús quiere introducir en el mundo.
Lo primero es no cerrar los ojos. Saber “mirar” de manera atenta y responsable al que sufre. Esta mirada nos puede liberar del egoísmo y la indiferencia que nos permiten vivir con la conciencia tranquila y la ilusión de inocencia en medio de tantas víctimas inocentes.
Al
mismo tiempo, “conmovernos” y dejar que su sufrimiento nos duela también a
nosotros.
Lo
decisivo es reaccionar y “acercarnos” al que sufre, no para preguntarnos si
tengo o no alguna obligación de ayudarle, sino para descubrir de cerca que
es un ser necesitado que nos está llamando.
Hacerse prójimo del necesitado
Siguiendo
con la Procesión
de la Vida Jesús ,
el Señor de la misericordia y la ternura, nos comparte la parábola del buen
samaritano para que nosotros podamos captar a través de la nueva experiencia
religiosa que nos trae, los valores que direccionen con sentido nuestra vida:
Primero: el amor a Dios y al prójimo no puede separarse. El que no ama al prójimo no tiene verdadera experiencia religiosa. El que no ama al prójimo de forma práctica, no ama a Dios.
Segundo: Jesús cambia completamente nuestra idea sobre quién es mi prójimo. El jurista le pregunta: ¿Quién es mi prójimo? Y Jesús da vuelta a la consulta, preguntando a su vez: ¿Quién de los tres se hizo prójimo del herido?
Nos
dice que prójimo no es para mí el otro, sino que prójimo soy yo, cuando me
acerco al otro y le ayudo. El problema no está en saber quién es mi prójimo,
sino en hacerse prójimo.
Tercero: Además, Jesús
nos dice de quién debemos hacernos prójimos en primer lugar. Es decir, a quién
debemos acercarnos y ayudar ante todo. La respuesta es clara: al caído, al
herido, al que sufre violencia, al despojado de sus derechos de persona, no
importa su nombre, ni su país, ni su edad, ni su religión. Nosotros decimos:
Primero, los de la casa. Jesús, sin negar que debamos hacernos prójimo de los
de casa, propone otro ejemplo: Un hombre asaltado, uno cualquiera que, por no
tener ni nombre ni patria, personifica a la humanidad. Son, pues, dos cambios
revolucionarios: uno, en el concepto de prójimo; otro, en el orden de
preferencia.
Cuarto: Jesús hace una
dura crítica de la religiosidad sin prójimo. La dureza de esta crítica aparece
en los personajes que elige: un sacerdote y un levita. Ambos son representantes
oficiales de la religión, preocupados por el templo, el culto y el servicio
legal a Dios. Quizás puedan justificar su conducta, “su rodeo”, en la
observancia de leyes para no caer en impureza legal. Pero Jesús los
descalifica. Estar oficialmente al servicio de Dios y pasar de largo ante la
persona necesitada es no entender el mandato de Dios, es pasar de largo ante lo
que hay que hacer para tener vida. La religiosidad sin prójimo tergiversa el
mandamiento de Dios; es falsa.
Quinto: Jesús abre la
puerta de la vida a los extranjeros, a los heterodoxos y mal vistos que ayudan
al necesitado. La persona elegida como modelo de lo que hay que hacer para
tener vida es una provocación para el jurista y para todos los judíos
religiosos. El samaritano es el símbolo del hereje, del proscrito, tanto que el
jurista no se atreve a pronunciar la palabra maldita (“el samaritano”) y
responde “El que tuvo compasión de
él”.
Sexto: Queda claro qué
es lo que hay que hacer para tener vida. Hacerse prójimo del necesitado; es
decir, tener compasión, detener el viaje de los negocios propios, dar de lo que
uno tiene, tomar partido por quienes tienen sus derechos pisoteados, implicar a
otros. No hay excusa ni escapatoria, y por eso mismo se concreta en una
iniciativa que es acción inteligente y eficaz: “curó personalmente las heridas,
lo llevó a una posada y pagó para que lo atendieran debidamente”.
El
amor al prójimo, y en la misma medida el amor a Dios del que es expresión
inseparable, se realiza en la práctica. Dirigiéndose al maestro de la Ley Jesús concluye con
un tajante: "Ve, y procede tú de la misma manera". Es
nuestra acción solidaria.
Oración del Papa Francisco para
el Jubileo de la Misericordia
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a
ser misericordiosos como el Padre del cielo, y
nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y
obtendremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo
y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la
felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la
traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche
como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don
de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre
invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el
perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea
el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros
fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los
que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque
a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de
Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre de la Misericordia , a
ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.
"La cultura del bienestar nos vuelve
insensibles a los gritos de los demás"
La
globalización de la indiferencia nos hace a todos “innominados”, responsables
sin nombre y sin rostro. “¿Adán dónde estás?”, “¿dónde está tu hermano?”, son
las dos preguntas que Dios hace al inicio de la historia de la humanidad y que
dirige también a todos los hombres de nuestro tiempo, también a nosotros. Pero
yo querría que nos hiciéramos una tercera pregunta: “¿Quién de nosotros ha
llorado por este hecho y por hechos como éste?” ( se refiere a los Inmigrantes
muertos en el mar, en el 2013). ¿Quién ha llorado por la muerte de estos
hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por estas personas que estaban en la
barca? ¿Por las jóvenes mamás que llevaban a sus niños? ¿Por estos hombres que
deseaban algo para sostener a sus propias familias?
Somos
una sociedad que ha olvidado la experiencia del llorar, del “padecer con”: ¡la
globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar! … 8 de julio del 2013
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del
Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. P. Daniel Silva
2010. A Pagola.
Lectio Divina: los Sábados 16 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V.
Domínico.
Si querés
recibir la hojita por e-mail pedila:
www.facebook.com/miencuentroconjesussanjose
No hay comentarios:
Publicar un comentario