Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Vigilen, estén preparados” Primer Domingo de Adviento


"Tiempo de Adviento"
Lecturas del 27/11/16
-Ciclo A-


Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mi y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda  saborearla y comprenderla, para que tu Palabra  penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa.
Amén

Libro de Isaías 2,1-5.                
Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén: Sucederá al fin de los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella y acudirán pueblos numerosos, que dirán; ¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob!
Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.     
El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. ¡Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor! Palabra de Dios.                              

Salmo 121: Canto de peregrinación. De David. R: Vamos con alegría a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la Casa del Señor"! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. R
Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. R
Auguren la paz a Jerusalén: "¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!". R                  
Por amor a mis hermanos y amigos, diré: "La paz esté contigo". Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad.       R     
          
Carta de San Pablo a los Romanos 13,11-14a.          
U
stedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. 
La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz.
Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias.
Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo. 
Palabra de Dios.

Evangelio según San Mateo 24,37-44.                
En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.  En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.  Palabra del señor

Reflexión:

Nos enfrentamos a la vida desde la esperanza arraigada en Cristo.

El Señor viene.  Estemos atentos.  El Evangelio de Mateo, suele llamarse discurso escatológico, porque nos habla de los últimos acontecimientos  y definitivos, sobre el final de la historia y del mundo.  Debido a que habla de la venida definitiva del Hijo del Hombre, con poder y gloria recibe, también, el nombre de discurso sobre la parusía y su finalidad no es describir el futuro sino orientar a los discípulos hacia él e invitarles a vivirlo en vigilancia.  Jesús describe su venida definitiva como “la venida del Hijo del Hombre”.

Este domingo responde a la pregunta por el cuándo.  El momento es incierto y llegará en medio de la normalidad, se nos dice. De ahí la insistencia de estar atentos, vigilantes y vivir con lucidez.
Es una llamada a vivir atentos a los signos de los tiempos, a no dejarnos atrofiar por el activismo, la ligereza, la superficialidad y la incoherencia; a despertarnos a la fe con responsabilidad personal y social. 

Y es que el momento, por una parte incierto. “Nadie sabe nada… solo el Padre”, es una afirmación de continuo.  Pero esta ignorancia sobre el día y la hora ha de conjugarse con la certeza de que el Hijo del Hombre vendrá en el momento más insospechado: llegará en medio de la normalidad, como el diluvio en tiempos de Noé sin señal alguna extraordinaria.
Los dos ejemplos que ilustran esta exhortación insisten en el descuido de los contemporáneos de Noé y del amo de la casa; en la llegada imprevista del diluvio y del ladrón, y en la ruina que provocan ambos acontecimientos. 

A veces vivimos a la espera de algo extraordinario y sólo nos fijamos y estamos atentos a los acontecimientos que parecen romper la normalidad de la vida.  Mientras tanto, nos afanamos por vivir y trabajar pero somos ajenos a lo que acontece desde Dios, a su juicio y a su venida en el diario vivir, a la verdadera historia de salvación.  Vivimos y trabajamos, pero somos ajenos a la injusticia, al anhelo de paz, a los dolores de parto del mundo, a la insolidaridad, a la idolatría

“Estén en vela, estén preparados, vigilen” es la recomendación de Jesús.  Esta actitud nada tiene que ver  con el indagar curiosamente sobre el cómo y el cuándo; ni con un esperar pasivo que aguarda señales o acontecimientos sorprendentes.  Y tiene mucho que ver con un estilo de vida que vive cada instante como don y señal de Dios; que se entera en la historia, de lo que acontece, y sabe discernirlo; que no se deja embaucar ni vive dormido ni ajeno a los signos de Dios.  Es un vivir con lucidez, con hondura, tendiendo hacia el Reino, haciendo camino, madurando, acogiendo la salvación de Dios.
El vivir sin privaciones, la falta de compromisos duraderos, la perdida de horizonte, la incertidumbre ante el futuro, el desencanto político, la rigidez eclesial y otros factores, están haciendo nacer un hombre, una mujer, una persona sin metas ni referencias, espectadora pasiva de la historia, buscadora de su propia seguridad, individualista e insolidaria.  Un ser humano que necesita escuchar urgentemente las palabras del Evangelio de hoy: “Vigilen, estén preparados”

Hay que vivir en esperanza y despertando en esperanza es nuestro llamado en este tiempo del Adviento.  Es un programa de vida, un reto, una tarea.  Minados por el pecado, la cobardía o la mediocridad, muchas veces nos encontramos sin fuerzas para generar esperanza, defraudando nuestra propia identidad y misión. Vivimos  sin horizonte, sin futuro, sin objetivos adecuados.  Más que gozar de nuestra liberación y esperar nuestra salvación y plenitud nos aferramos a lo que tenemos. 
La venida del Señor se nos presenta más como la de un ladrón que nos despoja que como la de un padre que nos plenifica.  Y, sin embargo, lo que caracteriza al cristiano es una manera de enfrentarse a la vida desde la esperanza arraigada en Cristo.  Si se pierde esta esperanza lo pierde todo.
Esta esperanza no se basa en cálculos; no es el optimismo que puede nacer de unas perspectivas halagüeñas sobre el porvenir, tampoco se trata de un olvido ingenuo de los problemas.  La esperanza cristiana es el estilo de vida de quienes se enfrentan a la realidad enraizada y edificada en Jesucristo.  Sólo en la medida en que Cristo entra y orienta todas las dimensiones de nuestra vida, podemos decir que su venida es liberadora y salvadora.  Sólo en la medida que Cristo tiene consistencia en nuestra vida podemos vivir de cara a Él, anhelando la plenitud.
A pesar de nuestros problemas y carencias vivimos en una sociedad que tiene la patología de la abundancia.  Uno de sus efectos graves y generalizados es la frivolidad: la ligereza en el planteamiento de los problemas más serios de la vida; la superficialidad que lo invade todo.  Este cultivo de lo frívolo se traduce, a menudo, en incoherencias fácilmente detectables entre nosotros.
Se descuida la educación ética o se eliminan los fundamentos de la moral, y luego nos extrañamos por la corrupción de la vida pública.  Se invita a la ganancia de dinero fácil, y luego nos lamentamos de que se produzca fraudes y negocios sucios.  Se educa a los hijos en la búsqueda egoísta de su propio interés, y más tarde nos sorprende que se desentiendan de sus padres ancianos.  Cada uno se dedica a lo suyo, ignorando a quien no le sirva para su interés o placer inmediato, y luego nos extrañamos de sentirnos terriblemente solos.  Se trivializan las relaciones extramatrimoniales, y al mismo tiempo nos irritamos ante el sufrimiento inevitable de los fracasos y rupturas de los matrimonios. 
Nos alarmamos ante esa plaga moderna de la depresión, pero seguimos fomentando un estilo de vida agitado, superficial y vacío.  Nos sentimos amenazados por las cifras corrientes del desempleo y al mismo tiempo nos aferramos a nuestro puesto de trabajo y hasta metemos horas extras por conservarlo.  Hablamos de justicia y solidaridad, pero son pocos los que se replantean su estilo de vida y status social.

De la frivolidad sólo es posible liberarse despertando, reaccionando con vigor y aprendiendo a vivir de manera más lúcida.  Éste es precisamente el rito del Evangelio de hoy; “vigilen, velen, estén preparados”.  Nunca es tarde para escuchar la llamada de Jesús a vivir vigilantes, despertado de tanta frivolidad y asumiendo la vida de manera más responsable. 

Ven Señor Jesús!
 
Tiempo de Adviento

Sentido del Adviento. Podemos tomar como punto de partida la palabra “Adviento”: este término no significa “espera” como podría suponerse, sino que es la traducción de la palabra griega parusía, que significa “presencia” o mejor dicho “llegada” es decir presencia comenzada. Es decir que Adviento significa la presencia comenzada de Dios mismo. Por eso nos recuerda dos cosas: primero que la presencia de Dios acaba de comenzar, aún no es total, sino que está en proceso de crecimiento y maduración. Su presencia ya ha comenzado y somos nosotros los creyentes quienes por su voluntad hemos de hacerlo presente en el mundo. Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como él quiere hacer brillar la luz continuamente en la noche del mundo. De modo que las luces que encendemos en la noches oscuras de este invierno serán a la vez consuelo y advertencia, certeza consoladora de que “la luz del mundo” se ha encendido ya en la noche oscura de Belén  y solamente quiere- seguir brillando si es sostenida por aquellos que por ser cristianos continúan a través de los tiempos la obra de Cristo.

La Luz de Cristo quiere iluminar la noche del mundo a través de la luz que somos nosotros, su presencia ya iniciada ha de seguir creciendo por medio de nosotros. Cuando en la noche santa suene una y otra vez el himno Hodie Cristus natus est  debemos recordar que el inicio que se produjo en Belén ha de ser inicio permanente, que aquella noche santa es nuevamente un “hoy” cada vez que un hombre permite que la luz del bien haga desaparecer en él tinieblas del egoísmo (....) el niño Dios nace allí donde se obra por inspiración del amor del Señor, donde se hace algo más que intercambiar regalos.

Adviento significa presencia de Dios ya comenzada, pero también tan solo comenzada. Esto implica que el cristianismo no mira solamente a lo que ha sido y ya ha pasado, sino también a lo que está por venir. En medio de todas las desgracias del mundo tiene la certeza de que la simiente de luz sigue creciendo oculta, hasta que un día el bien triunfara definitivamente y todo le estará sometido, el día que Cristo vuelva. Sabe que la presencia de Dios, que acaba de comenzar, será un día presencia total. Y esta certeza le hace libre, le presta un apoyo definitivo”
Palabras del  Cardenal Joseph Ratzinger.
“Hágase Tú voluntad”
Monseñor Osvaldo Cura

El viernes 25 de noviembre, Monseñor Osvaldo Cura celebró sus 44 años de sacerdocio.
Oriundo de Tres Lomas (diócesis de 9 de Julio), donde vio la luz el 14 de enero de 1934, ingresó «de grande al seminario porque antes estudiaba en la universidad para ser escribano», hombre de Dios digno hijo de libaneses, el menor de siete hermanos- que descubrió su llamado sacerdotal a partir de su vocación docente, «porque soy maestro normal y me di cuenta que puedo enseñar también predicando»...
Fue maestro de grado en el Colegio Salesiano de Córdoba. Luego, tanto en Santa Rosa, La Pampa, como en el Oratorio Don Bosco, de Avellaneda, brindaba sus conocimientos de catequesis a cuanto niño pudiera. «Preparaba los sermones como cuando daba clases», al recordar sus primeros momentos sacerdotales que comprendieron diez años de su vida como salesiano. En la parroquia san José hace 24 años que evangeliza.
Bendiciones Osvaldo!

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Pbro. Daniel Silva 2011 .

Lectio Divina: los Sábados 17 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V. Domínico.

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