Dios mío: Abre mi espíritu y dame inteligencia, en vano leeré o escucharé tu Palabra
si Tú no haces que penetre en mi corazón. Concédeme ardor para buscarla,
docilidad para aceptarla y fidelidad para cumplirla. Amén
Vigésimo octavo domingo
Ciclo A, Lecturas del 15-10-17
Libro
del profeta Isaías 25, 6-10ª
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña
un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares
suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados. El arrancará sobre esta
montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las
naciones. Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de
todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo,
porque lo ha dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!» Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña. Palabra de Dios.
Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!» Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña. Palabra de Dios.
Salmo
22:
R. Habitaré en la Casa del Señor
por muy largo tiempo.
El señor es mi
pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes
praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis
fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque
cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás
conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con
óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y
habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
Pablo a
los Filipenses 4, 12-14. 19-20
Hermanos: Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la
abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a
tener de sobra como a no tener nada. Yo lo puedo todo en aquel que me
conforta.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes,
conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Evangelio
según san Mateo 22, 1-14
Jesús habló otra vez en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos
del pueblo, diciendo: «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba
las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos
se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas."
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas."
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su
campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron
y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado,
pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e
inviten a todos los que
encuentren."
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que
no tenía el traje de fiesta. "Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin
el traje de fiesta?” El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los
guardias: "Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas.
Allí habrá llanto y rechinar de dientes." Porque muchos son llamados,
pero pocos son elegidos.» Palabra del Señor.
Reflexión:
Esta es la tercera parábola sucesiva que Jesús pronuncia estando en el
Templo de Jerusalén frente a los líderes del pueblo judío, los sacerdotes y los
ancianos: la “de los dos hijos” (21,28-32), la “de los viñadores homicidas”
(21,33-46) y la “del banquete del rey” (22,1-14), tienen un mensaje parecido,
Jesús quiere abrirles los ojos sobre su relación con Dios: hay que “escucharlo”
y aceptar su llamado por medio del Hijo. Hoy estamos llamados nosotros a
evaluarnos, analizando nuestra situación personal como cristianos y nuestros
comportamientos.
También tienen en común una interpelación. Ésta siempre se hace sobre la
libre voluntad del que es llamado. El mensaje es que Dios no nos obliga, más
bien interpela nuestra libre decisión y espera nuestra respuesta. La
libertad humana: una inmensa responsabilidad. Hay que notar que ninguno es
obligado a un comportamiento determinado. Todos pueden responder con un “sí” o
con un “no”, esto es, pueden acoger o rechazar la voluntad de Dios.
La
Invitación: Frente a tantas imágenes
mezquinas de un Dios controlador y justiciero que impide a no pocos saborear la
fe y disfrutar de la vida, Jesús introduce en el mundo la experiencia de un
Dios que nos está invitando a compartir con él una fiesta fraterna en la que
culminará lo mejor de nuestros esfuerzos, anhelos y aspiraciones.
Jesús dedica su vida entera a difundir la gran invitación de Dios: «El
banquete está preparado. Vengan». Este mensaje configura su modo de anunciar a
Dios. Jesús no predica doctrina, despierta el deseo de Dios. No impone ni
presiona. Invita y llama. Libera de miedos y enciende la confianza en Dios. En
su nombre, acoge a su mesa a pecadores e indeseables. A todos ha de llegar su
invitación.
Los hombres y mujeres de hoy necesitan descubrir el Misterio de Dios
como Buena Noticia. Los cristianos hemos de aprender a hablar de él con un
lenguaje más inspirado en Jesús, para deshacer malentendidos, aclarar
prejuicios y eliminar miedos introducidos por un discurso que ha alejado a
muchos de ese Dios que nos está esperando con todo preparado para la fiesta
final… (José A Pagola).
Ya desde el comienzo de su predicación, en su mensaje sobre el Reino de
los cielos, y de manera particular en las bienaventuranzas, vemos que Jesús nos
revela que Dios nos ha destinado a la feliz comunión de vida eterna con
él. Por lo tanto, rechazar la invitación al banquete es rechazar la vida con Dios.
Esto lo vemos si nos apoyamos en las parábolas del tesoro y de la perla,
donde al descubrir el verdadero tesoro, vendemos todo para adquirirlo, pero en
el texto de hoy resulta que quienes son interpelados prefieren hacer otra cosa
ante la invitación del Señor a las bodas, se sienten incomodados porque les
quita tiempo para otras cosas que consideran más importantes, e incluso se
ofenden. Como puede verse, ellos no quieren ser fastidiados en los ámbitos
y en los proyectos en los que se mueven: su rutina de vida como campesinos (ir
al campo) o como citadinos (ir al negocio).
El vestido nupcial: el llamado es gracia, pero hay que hacerse digno de
él: Al final de la parábola se afirma la necesidad de un vestido nupcial.
En lenguaje simbólico el vestido indica el estado completo de una persona, para
participar en el banquete de bodas del rey se requiere un vestido adecuado para
la ocasión, para compartir el Reino de Dios también, donde el vestido no
representa algo externo sino la vida nueva del discípulo, que resulta del
seguimiento de Jesús, y esto se adquiere por la escucha de las enseñanzas del
Señor y de vivir de acuerdo a la voluntad del Padre.
El dicho final: La expresión “muchos son llamados, más pocos
elegidos”, no pretende darnos datos estadísticos sobre el número de los
que entran en el cielo. Tampoco nos debe desilusionar ni llevar a la
resignación cuando vemos que hay poca gente en una comunidad. Esta frase es una
advertencia para que nos despertemos, nos desacomodemos, para que apuntemos hacia
la meta que nos muestra el Señor, empleando todas nuestras mejores energías
para corresponder a la llamada de Dios.
¿Cuál será,
entonces, el vestido nupcial?
“Busquemos, hermanos, quiénes son entre los fieles aquellos que tienen
algo que los malos no tienen, y ése será el vestido
nupcial.
¿Serán los sacramentos? Pueden ver que son comunes a los buenos y a los malos.
¿Será el Bautismo? Es verdad que nadie llega a Dios sin el Bautismo, pero no todo bautizado llega hasta Dios. Por eso no puedo entender que el vestido nupcial sea el Bautismo, el propio sacramento: es un vestido que veo en buenos y malos.
¿Será el altar, o lo que en él se recibe? Pero nosotros vemos que muchos comen, y comen y beben su condenación.
¿Qué será entonces? ¿El ayuno? También ayunan los malos. ¿Ir a la Iglesia? También los malos corren para allá.
Para terminar: ¿Será hacer milagros? No sólo los hacen los buenos y los malos, sino que a veces hasta ni los buenos ni los malos los hacen…
¿Cuál será, entonces, el vestido nupcial? Aquí lo tienen: dice el Apóstol que el fin del mandamiento es la caridad que brota de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera (1 Timoteo 1,5).
¿Serán los sacramentos? Pueden ver que son comunes a los buenos y a los malos.
¿Será el Bautismo? Es verdad que nadie llega a Dios sin el Bautismo, pero no todo bautizado llega hasta Dios. Por eso no puedo entender que el vestido nupcial sea el Bautismo, el propio sacramento: es un vestido que veo en buenos y malos.
¿Será el altar, o lo que en él se recibe? Pero nosotros vemos que muchos comen, y comen y beben su condenación.
¿Qué será entonces? ¿El ayuno? También ayunan los malos. ¿Ir a la Iglesia? También los malos corren para allá.
Para terminar: ¿Será hacer milagros? No sólo los hacen los buenos y los malos, sino que a veces hasta ni los buenos ni los malos los hacen…
¿Cuál será, entonces, el vestido nupcial? Aquí lo tienen: dice el Apóstol que el fin del mandamiento es la caridad que brota de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera (1 Timoteo 1,5).
Ése es el vestido nupcial. No una caridad cualquiera, pues muchas veces
vemos amarse a personas que comparten una mala conciencia… Pero esa no es la
caridad que brota de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe
sincera”. (San Agustín, Sermón 90, 5.6)
Santo Espíritu de
Dios, si tu bella luz mora en mí, la gloria de Jesús irradiaré, mora en mí,
mora en mí, soy de ti, soy de ti.
Los «tweets» del Papa Francisco
El amor es en el fondo la
única luz que ilumina constantemente a un mundo oscuro.
En una familia cristiana
aprendemos muchas virtudes. Sobre todo, a amar sin pedir nada a cambio.
Dios prefiere a los
humildes. Cuando vivimos con humildad, Él transforma nuestros pequeños
esfuerzos y hace cosas grandes.
Un cristiano que está
demasiado apegado al dinero se ha equivocado de camino.
No hay pecado que Dios no
pueda perdonar. Basta que pidamos perdón.
El verdadero poder es el
servicio. El Papa ha de servir a todos, especialmente a los más pobres, los más
débiles, los más pequeños.
Dejemos que el
amor de Dios se arraigue en nosotros, así seremos capaces de darnos a los
demás.
1:40 - 4 ago. 2015
"Te ofrezco, Señor, mis
pensamientos, ayúdame a pensar en ti.
Te ofrezco mis palabras, ayúdame a
hablar de ti.
Te ofrezco mis obras, ayúdame a
Cumplir tu voluntad.
Te ofrezco mis penas, ayúdame a
sufrir por ti.
Todo aquello que quieres Tú, Señor,
lo quiero yo, precisamente porque lo
quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.
Papa Clemente IX
Nuestro Dios que es
fuente de amor colme tu interior con su Paz.
Jesucristo, Amor que se entrega haga de ti un instrumento de reconciliación.
El Espíritu Santo, vínculo y unidad haga de tu corazón ardiente impulso de comunión.
¡El Señor te bendiga y te guarde y haga de ti una bendición para los demás!
Aclaración: Se
han utilizado para la preparación de esta hoja: El libro del Pueblo de
Dios. Centro Bíblico del CELAM.
Círculo Bíblico San José, Te invita al encuentro con la Palabra de
Dios, los sábados 17 hs. en:
Parroquia San José: Brandsen
4970
www.facebook.com/miencuentroconjesussanjose
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