¡Cristo vive!
Tiempo de Resurrección
Quinto
domingo de Pascua
Lecturas
del 29-04-18, Ciclo B
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis
ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas,
para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén
Lectura de Hechos de los Apóstoles 9, 26-31
Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de unirse a los
discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él
fuera un verdadero discípulo. Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo
llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo
había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía
había predicado en Damasco en el nombre de Jesús. Desde ese momento, empezó a
convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre
del
Señor.
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo. Palabra de Dios.
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo. Palabra de Dios.
Salmo 21
R. Te alabaré, Señor, en la gran
asamblea.
Cumpliré mis votos delante de los fieles: los
pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo
alabarán. ¡Que sus corazones vivan para siempre! R.
Todos los confines de la tierra se acordarán y
volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en
su presencia.
Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él. R.
Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él. R.
Mi alma vivirá para el Señor, y mis descendientes lo
servirán. Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su
justicia a los que nacerán después, porque esta es la obra del
Señor. R.
Primera carta del apóstol san Juan 3, 18-24
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de
palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la
verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios, aunque nuestra conciencia nos
reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas
las cosas.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. Palabra de Dios.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según san Juan 15, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y
mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que
da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la
palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes.
Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco
ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.» Palabra del Señor.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.» Palabra del Señor.
Reflexión, Permanecer
(“menein”)
En este quinto domingo de Pascua la Palabra del Señor nos habla de la comunidad y su misión en el mundo. Insiste en que la Vida de Dios debe atravesar a cada miembro y para que sea posible el amor se debe manifestar en obras.
La parábola de la vid y los sarmientos nos confirma
que sólo podremos dar frutos de caridad, si permanecemos unidos a la vid
verdadera, Cristo el Señor, en una unión recíproca, en el mutuo conocimiento y
el amor, a semejanza de la unión que existe entre el Padre y el Hijo.
La viña. La viña era una plantación común en
Palestina pero que requería muchos cuidados por parte del viñador dado las
particulares condiciones climáticas de aquella región. Hay que tener en cuenta
que la vid es una de las plantas que no produce buena cantidad de frutos, si no
se poda. Su capacidad de dar follaje es tan grande que, si no se le aplican
fuertes correctivos, se le va toda la fuerza en tallos y hojas. La poda se
realiza antes de que brote y consiste en eliminar casi todos los sarmientos del
año anterior, dejando sólo una parte mínima (dos o tres nudos) de los más
robustos y una vez que brota se eliminan todos los tallos que no llevan fruto.
Mi Padre es el labrador. La alusión al Padre labrador expresa la
preocupación y el interés porque que los sarmientos den fruto.
Todo sarmiento que
en mí no produce fruto, lo elimina, y a todo el que produce fruto, lo poda,
para que dé más frutos.
No debemos entender estos versículos como si Dios
actuara en nosotros desde fuera y mecánicamente. Para Jesús, Dios es la savia,
la Vida que se comunica a toda la vid.
Jesús es el primer sarmiento que vivió plenamente de
esa savia divina, haciendo suya la misma Vida de Dios, nos ha indicado la
manera de alcanzar la verdadera plenitud humana. El mensaje de Jesús consiste
en que todos vivamos esa Vida divina.
Ni cada individuo, ni la comunidad deben considerarse
entes estáticos, tienen que dar fruto. Sarmiento improductivo es el que
pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu. Incluso el que produce
fruto tiene que seguir un proceso que no acaba nunca. La posesión del Espíritu
es un dinamismo que no se detiene nunca. El producir fruto no hace referencia a
una moralidad.
El sarmiento no tiene vida
propia, necesita recibir la savia de la cepa. La ausencia de fruto delata la falta de unión con
Jesús. La presencia de fruto manifiesta que la savia-Vida está llegando al
sarmiento. Ni la Vid sin sarmientos puede producir frutos, ni los sarmientos
separados de la cepa. Los frutos se alcanzan por la unidad de ambos. Esa unión
con Jesús no es algo automático, ni ritual, ni externo. Exige la actualización
constante por parte del discípulo.
Cada individuo y cada comunidad tienen que estar
constantemente eliminando todo aquello que le impida llegar a la identificación
con Jesús.
Existe una fuerte tendencia a equiparar el “producir
fruto” con las buenas obras. En Juan no se hace ninguna distinción entre ser y
obrar. Adherirse a Jesús es inseparable de producir el fruto que esa adhesión
conlleva, pero el fruto no son directamente las obras, sino la Vida-amor, que
necesariamente se manifestará en obras. De esta manera queda erradicado el
peligro de creer que son las obras las que me llevan a la identificación con
Jesús. Solo la Vida-Amor nos hace ser uno con Jesús y nos capacita para obrar.
Porque sin mí, no podéis hacer
nada. El sarmiento
es una sola vida con la cepa El sarmiento no produce fruto cuando no responde a
la vida que recibe y no la comunica a otros.
El sarmiento no tiene vida propia y, por lo tanto, no puede dar fruto de por sí; necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús.
El sarmiento no tiene vida propia y, por lo tanto, no puede dar fruto de por sí; necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús.
Se trata de participar de la misma Vida de Jesús, que
es la del Padre. Recordemos: “El Padre
que vive me ha enviado y yo vivo por el padre; del mismo modo el que me coma
vivirá por mí”. Estar unido, comer a Jesús es comprometerse con él y
participar de su misma Vida. De la misma manera alejarse de Jesús es
garantizarse la esterilidad y la muerte.
En esto se ha manifestado la gloria de mi
Padre, en que hayan comenzado a producir muchos frutos por haberse hecho
discípulos míos
El domingo pasado se hablaba de un solo rebaño, hoy
nos habla de una sola vid. Jesús y los discípulos constituyen una sola realidad
viva. Ser vid significa estar unido no sólo a Jesús y a Dios, sino a los demás
sarmientos. Si me separo de otro sarmiento, que está unido a la vid, me tengo
que separar de la vid. Esa es la experiencia pascual que tiene que continuar
hoy en nosotros. Todos participamos de la misma Vida de Dios, que descubrimos
gracias a Jesús. La Vida es una sola; al participar de ella tomamos conciencia
de que formamos una unidad con todos los hombres, con todo el cosmos y con
Dios.
Ven a
mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al conocimiento de la
verdad en toda su plenitud.
"Permaneced en mí". Contacto Personal. Según el relato
evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su
deseo más profundo: "Permaneced en mí". Conoce sus debilidades, en
muchas ocasiones les ha recriminado su poca fe. Si no se mantienen vitalmente
unidos a él no podrán subsistir.
Las palabras de Jesús no pueden ser más claras y
expresivas: "Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecéis en mí". Si no
se mantienen firmes en lo que han aprendido y vivido junto a él, su vida será
estéril. Si no viven de su Espíritu, lo iniciado por él se extinguirá.
Jesús emplea un lenguaje rotundo: "Yo soy la vid
y ustedes los sarmientos". En los discípulos ha de correr la savia que
proviene de Jesús. No lo han de olvidar nunca...
Jesús no sólo les pide que permanezcan en él. Les dice
también que "sus palabras permanezcan en ellos". Que no las olviden.
Que vivan de su Evangelio. Esa es la fuente de la que han de beber. Ya se lo había
dicho en otra ocasión: "Las palabras que os he dicho son espíritu y
vida".
El Espíritu del Resucitado permanece hoy vivo y
operante en su Iglesia de múltiples formas, pero su presencia invisible y
callada adquiere rasgos visibles y voz concreta gracias al recuerdo guardado en
los relatos evangélicos por quienes lo conocieron de cerca y le
siguieron. En los evangelios nos ponemos en contacto con su mensaje, su
estilo de vida y su proyecto del reino de Dios.
Por eso, en los evangelios se encierra la fuerza más
poderosa que poseen las comunidades cristianas para regenerar su vida. La
energía que necesitamos para recuperar nuestra identidad de seguidores de
Jesús. El Evangelio de Jesús es el instrumento pastoral más importante para
renovar hoy a la Iglesia.
Muchos cristianos buenos de nuestras comunidades sólo
conocen los evangelios "de segunda mano". Todo lo que saben de Jesús
y de su mensaje proviene de lo que han podido reconstruir a partir de las
palabras de los predicadores y catequistas. Viven su fe sin tener un contacto
personal con "las palabras de Jesús".
Es difícil imaginar una "nueva
evangelización" sin facilitar a las personas un contacto más directo e
inmediato con los evangelios. Nada tiene más fuerza evangelizadora que la
experiencia de escuchar juntos el Evangelio de Jesús desde las preguntas, los
problemas, sufrimientos y esperanzas de nuestros tiempos.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz
que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Aclaración: Se han
utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. CELAM /CEBIPAL. José A Pagola. ACIprensa. Fray Marcos.
Lectio Divina: los sábados 17 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen
4970
V. Domínico.
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www.facebook.com/miencuentroconjesussanjose
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