Lunes 6 de junio, Mt 9, 18 – 26
“Con sólo tocar su manto, me curaré”. Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.
Quien cree «toca» a Jesús y recibe la gracia que lo
salva. La fe es esto: tocar a Jesús y recibir de Él la gracia que lo sana, lo
libera y lo salva. Jesús se da cuenta que alguien lo ha tocado con fe y en
medio de la gente, busca el rostro de aquella mujer. Ella, temblorosa, se
acerca a Jesús y Él le asegura: «Hija, tu fe te ha salvado» (v. 34). Es la voz
del Padre celestial que habla en Jesús: «¡Hija, no estás condenada, no estás
excluida, eres mi hija!». Y cada vez que Jesús se acerca a nosotros, cuando
vamos hacia Él con fe, escuchamos esto del Padre: «Hijo, tú eres mi hijo, tú
eres mi hija. Tú has sido sanado, tú has sido curada. Yo perdono a todos y
todo. Yo curo a todos y todo». ÁNGELUS 28 de junio de 2015
Ven Señor Jesús, te necesito.
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