1- Una experiencia personal de búsqueda espiritual. Queremos compartir una convicción, el ser humano necesita recuperar su dimensión espiritual. Vivimos tiempos difíciles y de grandes paradojas. Tenemos a nuestra disposición posibilidades, comodidades y adelantos tecnológicos ni siquiera imaginados hace sólo unas décadas. Sin embargo, vivimos en un mundo con grandes desorientaciones: crisis económicas, sociales, ecológicas y políticas, pobreza, exclusión, marginación, violencia, crisis de sentido… Medio mundo se muere de hambre y sed, y podría alimentarse con lo que le sobra al otro medio.
Nuestra sociedad parece que ha optado por buscar la felicidad y el sentido de la existencia en los valores más materiales e individualistas de la técnica, el consumo, el poder, el control, la seguridad, el éxito, el dinero… Los valores más inmateriales como la espiritualidad, la cultura, la ética, la naturaleza, el amor, la solidaridad…quedan en un alejado segundo plano. Sin embargo, la desorientación personal y social permanece y crece.
Todas o la inmensa mayoría de las personas compartimos una inconformidad
existencial que tiene que ver con la necesidad de buscar un sentido a la
vida. La experiencia demuestra que esta inquietud no se calma con el analgésico
de los valores materiales, necesita ser tratada con los valores del espíritu.
Pensar que la felicidad interior de cada persona o de la sociedad tiene que ver
exclusivamente con la dimensión material de la vida, con lo que tenemos,
acumulamos y controlamos, es una falsa expectativa.
No se trata de despreciar la importancia de los valores materiales, pero sí de resituarlos y precisar que, si éstos son concebidos como fin y no como medio, deshumanizan la vida y la convivencia. Dejan de estar al servicio de la persona y de la sociedad, para convertirse en un valor absoluto que le pone a su servicio, provocando desorientación y pérdida de identidad. Los valores materiales necesitan un fundamento de valores humanistas que tienen que ser trabajados con nuestra sensibilidad más interior y espiritual.
Sabemos que esta reflexión se posiciona a contracorriente del mundo actual.
No importa. Queremos decir claramente que el ser humano necesita recuperar
su dimensión espiritual. Simplemente, se trata de vivir, cada uno desde donde
esté y haciendo lo que hace, una experiencia personal de búsqueda
espiritual, promover la espiritualidad en su vida ordinaria. (Red Asís)
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