En Job 7 sabemos
que habla mucho del sufrimiento padecido por un hombre justo que espera el
consuelo y en Corintios 9 y en el Evangelio de Marcos 1 se nos habla
directamente de la sanación y el sentido de la vida, de la misión.
Pablo, en Corintios
llega a decir: hay de mí si no predico el Evangelio, si fuera cosa mía, merecería
una recompensa, como un esfuerzo propio, un gusto propio, un objetivo, un
proyecto humano propio, en cambio dice no, lo hago por necesidad, por necesidad
porque siente ese cambio de sanación que tuvo del Saulo observante fariseo, externo,
al Pablo tocado en el corazón por el amor de Cristo que le da nueva vida y lo sana
para siempre, lo hace hombre libre, libre en la gracia, en la fe y por tanto él
dice esto es mi vida, mi misión, no es algo que hago por interés propio, sino
que es una necesidad, como el comer, es mi alimento evangelizar, es más, en
alguna oportunidad también en Corintios dice no he sido llamado a bautizar sino
a predicar el Evangelio, él se siente llamado a anunciar el Evangelio a los
paganos, a todo el mundo, como profeta del Nuevo Testamento, Pablo fue el
primero, justamente, porque vio claro, quién es Cristo como ningún apóstol lo
vio que debía hacer.
Y en el Evangelio
vemos la sanación de la suegra de Pedro que ni bien se sintió sana se puso a
servir, todo esto y a la vez también inmediatamente, Jesús cuando le piden que
se quede, Él dice no, tenemos que seguir a otros poblados porque para eso he
venido, ven para eso he venido, mi misión es anunciar, aliviar y sanar. Anunciar
y sanar esa es la doble misión del hombre que ha sido tocado por el corazón de
Cristo, el corazón de Jesús quiso anunciar la buena noticia del Evangelio y
sanar en todo o aliviar todo sufrimiento, por eso diríamos en definitiva y más
hoy día que se habla tanto de la salud con lo de la pandemia, justamente la
importancia de descubrir si queremos estar sano y está muy bien, es un medio
para vivir, un medio para que podamos desarrollar el sentido de nuestra vida,
el significado de nuestra vida y no quedarnos encerrados con miedo, porque el
miedo paraliza, es lo es lo más anti vida que pueda existir, impide al hombre
ser quién debe ser y por tanto nuestra salud, como el alimento o la bebida y el
oxígeno son medios, no son el fin, nadie vive para estar sanos sino que
necesitamos estar sanos para vivir, él fin es vivir, hacer lo que tenemos
que hacer, el sentido existencial, nuestras motivaciones más profundas, para
superar justamente todas las dificultades, las enfermedades, los miedos, todo
esto que llamamos hoy resiliencia, es la capacidad de afrontar los momentos de dificultad,
justamente son gracias al tener claro que tenemos que vivir con intensidad, que
tenemos motivos para existir y seguir adelante y no quedarnos quietos
encerrados simplemente sobre viviendo, respirando y comiendo, el vivir es la
finalidad de la vida de un ser humano, el cumplir nuestra misión nuestra tarea
como descubrieron Pablo y como Jesús también, al sanar a la suegra de Pedro, ella
se puso enseguida a servir, sentía que en ese momento su tarea era ayudar, la
nuestra es esa, crecer nosotros pero haciendo crecer a los demás, ese es el
motivo de la vida de un ser humano, no es solamente subsistir sino es existir, siendo
uno en sí mismo, salimos al encuentro del otro por amor y por amor a Jesús. Hasta
las próximas lecturas.
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