Del evangelio del día:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?» (Lc 9, 51-56)
¿Muros o puentes?
Esta es la historia de dos hermanos que hacía muchos años vivían en granjas vecinas y entre ellos existía total armonía. Pero un día entraron en un conflicto. Era el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo cosechas, intercambiando maquinarias en forma continua. Todo comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras duras. A esto le siguieron semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó en la casa de Luis. Al abrir la
puerta, se encontró con un hombre cargando herramientas de carpintero quien le
dijo: – Estoy buscando trabajo por unos días, quizás usted necesite realizar
algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso.
-Sí- dijo muy seguro el mayor de los hermanos -tengo un
trabajo para usted-
-Mire señor, allí al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno… en realidad es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros, pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Sé que hizo esto para enfurecerme ¡pero yo le voy a hacer una mejor! Quiero que con esa pila de desechos de madera que está junto al granero construya una cerca de dos metros de alto, para no verlo nunca más. El carpintero le dijo: -Comprendo la situación.
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos
los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al
pueblo.
Cuando el granjero regresó entrada la tarde, el carpintero ya había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, sin palabras, no podía creer lo que estaba viendo… El carpintero no había construido ninguna cerca de dos metros sino un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con pasamanos y todo.
En ese momento vino desde su granja su hermano menor, muy
conmovido, muy emocionado por lo que veía, y abrazando a su hermano mayor le
dijo:
-Realmente sos un gran hombre, por haber hecho construir
este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho…
Los hermanos se abrazaron y cuando estaban en su
reconciliación vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.
-No, espere señor, quédese un par de días más, tengo
mucho trabajo para encargarle- le dijo el hermano mayor.
-Me gustaría quedarme- dijo sonriendo el carpintero- pero tengo muchos puentes por construir…
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