«...el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley»
Lecturas del 7-09-14
Lectura de la profecía de Ezequiel 33, 7-9
Así habla el Señor: «Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel: cuando oigas una palabra de mi boca, tú les advertirás de mi parte. Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Si tú, en cambio, adviertes al malvado para que se convierta de su mala conducta, y él no se convierte, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.»
Palabra de Dios.
Salmo 94
R. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón.»
«No endurezcan su corazón.»
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: «No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras.» R.
Pablo a los cristianos de Roma 13, 8-10
Hermanos: Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley. Palabra de Dios.
Evangelio según san Mateo 18, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.»
Palabra del Señor.
Reflexión:
¿Muros o puentes?
Esta es la historia de dos hermanos que hacía muchos años vivían en granjas vecinas y entre ellos existía total armonía. Pero un día entraron en un conflicto. Era el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo cosechas, intercambiando maquinarias en forma continua. Todo comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras duras. A esto le siguieron semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó en la casa de Luis. Al abrir la puerta, se encontró con un hombre cargando herramientas de carpintero quien le dijo: – Estoy buscando trabajo por unos días, quizás usted necesite realizar algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso.
-Sí- dijo muy seguro el mayor de los hermanos -tengo un trabajo para usted-
-Mire señor, allí al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno… en realidad es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Sé que hizo esto para enfurecerme ¡pero yo le voy a hacer una mejor! Quiero que con esa pila de desechos de madera que está junto al granero construya una cerca de dos metros de alto, para no verlo nunca más.
El carpintero le dijo: -Comprendo la situación.
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
Cuando el granjero regresó entrada la tarde, el carpintero ya había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, sin palabras, no podía creer lo que estaba viendo… El carpintero no había construido ninguna cerca de dos metros sino un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con pasamanos y todo.
En ese momento vino desde su granja su hermano menor, muy conmovido, muy emocionado por lo que veía, y abrazando a su hermano mayor le dijo:
-Realmente sos un gran hombre, por haber hecho construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho…
Los hermanos se abrazaron y cuando estaban en su reconciliación vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.
-No, espere señor, quédese un par de días más, tengo mucho trabajo para encargarle- le dijo el hermano mayor.
-Me gustaría quedarme- dijo sonriendo el carpintero- pero tengo muchos puentes por construir…
La corrección fraterna y el perdón.
A Mateo le toca vivir en una comunidad en la que existen diversos grupos y hay problemas de convivencia: hermanos que quieren ocupar los primeros puestos, escándalos, ofensas personales, etc. Y como buen pastor, recuerda las enseñanzas de Jesús y compone con ellas una exhortación, insistiendo en el cuidado de los más pequeños y en el perdón como norma básica de vida de la comunidad cristiana. Su exhortación diseña un modelo de comunidad para los cristianos de todos los tiempos: es el grupo de los discípulos de Jesús, atentos a la voluntad del Padre, que viven la fraternidad desde el perdón y la acogida de los más pequeños.
¿Qué hacer con los hermanos pecadores? ¿Cómo tratarlos? Mateo apunta dos recursos válidos para siempre: la corrección fraterna y el perdón. El primero mira más hacia la comunidad, mientras que el segundo se centra en los individuos. Ambas actitudes son imprescindibles para que la Iglesia sea una comunidad de hermanos. Los versículos del evangelio que compartimos hoy corresponden a la corrección fraterna.
Mateo relaciona con el tema de la corrección fraterna tres dichos de Jesús. El primero confiere a la comunidad local la capacidad de decidir sobre cuestiones disciplinarias. La expresión “atar y desatar” designada entre los maestros de la ley la capacidad de interpretar de forma vinculante con la ley de Moisés. Elsegundo especifica el clima de oración en que deben tomarse estas decisiones, y asegura a los discípulos, reunidos en el nombre de Jesús, que el Padre escucha su oración. El tercero aborda un tema muy querido por Mateo: la presencia de Jesús en medio de su Iglesia. La presencia de Jesús en la comunidad es decisiva, pues es Él quien hace que el Padre escuche nuestra oración, y que las decisiones comunitarias tengan valor más allá de la historia. Esta presencia es también la que ha de mover a todos a buscar al hermano descarriado.
Presencia viva y real de Jesús entre nosotros. (1) Las palabras de Jesús, recogidas por Mateo nos recuerdan: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Jesús no está pensando en celebraciones masivas, aunque solo sean dos o tres, allí está él en medio de ellos. No es necesario que esté presente la jerarquía; no hace falta que sean muchos los reunidos.
Lo importante es que “estén reunidos”, no dispersos, ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos a otros. Lo decisivo es que se reúnan “en su nombre”: que escuchen su llamada, que vivan identificados con su proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de su pequeño grupo.
Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el “secreto” de toda comunidad cristiana viva.
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su proyecto de hacer un mundo más humano. (1) cfr. J. A. Pagola
Lo importante es que “estén reunidos”, no dispersos, ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos a otros. Lo decisivo es que se reúnan “en su nombre”: que escuchen su llamada, que vivan identificados con su proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de su pequeño grupo.
Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el “secreto” de toda comunidad cristiana viva.
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su proyecto de hacer un mundo más humano. (1) cfr. J. A. Pagola
El camino que nos propone Jesús. Son muchos los factores que constantemente deterioran nuestras relaciones personales dentro de la familia, entre vecinos y compañeros de trabajo, dentro de la comunidad o en la convivencia diaria. La comunicación queda fácilmente bloqueada, sobre todo cuando constatamos que el otro ha actuado de manera injusta o desleal. Nos sentimos como justificados para excluirlo de nuestra aceptación amistosa y encerarnos en nuestro juicio destructor. Puesto que el otro ha actuado mal, no consideramos necesario analizar nuestra postura. Nos parece normal retirar nuestra amistad y bloquear nuestra mirada y nuestro corazón.
Sin embargo, no es este el camino que nos propone Jesús. Él nos propone a adoptar una postura positiva, orientada a salvar la relación con el hermano, sin buscar su desprestigio o su condena sino únicamente el bien. Sorpresivamente, el Evangelio nos indica que es el ofendido el que ha de tomar la iniciativa para facilitar la relación.
Todos cometemos fallos y equivocaciones. Todos tenemos momentos malos y necesitamos poder empezar de nuevo, contar con una nueva oportunidad. Hay que seguir creyendo en los amigos, en el esposo, en la esposa, en los compañeros, en el hermano… aunque hayamos de ser críticos para ayudarles a salir de su error.
Jesús nos invita, sobre todo a actuar con paciencia y sin precipitación, acercándonos de manera personal a quien está actuando de manera equivocada a no hacer dejación de nuestra responsabilidad critica.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Francisco: En el Amor de Dios un mundo mejor es posible
"Les quiero pedir un favor: caminemos todos juntos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño; ¡cuídense! Cuiden la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas. Dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, vayan creciendo en el corazón y acérquense a Dios".
"Lo importante no es mirar desde lejos o ayudarlo desde lejos, sino ir al encuentro. Eso es lo cristiano, lo que nos enseña Jesús. Ir al encuentro de los más necesitados. Como Jesús que iba siempre al encuentro de la gente. Él iba a encontrarlos".
“Y, por favor, ¡no se dejen robar la esperanza!, ¡no dejen robar la esperanza! Esa que nos da Jesús”.
Septiembre mes de la Biblia
28 de septiembre, celebración del Día Bíblico Diocesano
“Vayamos como familia anunciando el Reino de Dios”
En el Salón de eventos del Colegio V. Sauras al lado de la Parroquia San José, Brandsen y Magdalena
Una experiencia personal de
búsqueda espiritual
En nuestro vivir diario, todas o la inmensa mayoría de las personas compartimos una inconformidad existencial que tiene que ver con la necesidad de buscar un sentido a la vida.
Vivimos tiempos difíciles y de grandes paradojas. Tenemos a nuestra disposición posibilidades, comodidades y adelantos tecnológicos ni siquiera imaginados hace sólo unas décadas. Sin embargo, vivimos en un mundo con grandes desorientaciones: crisis económicas, sociales, ecológicas y políticas, pobreza, exclusión, marginación, violencia, crisis de sentido… Medio mundo se muere de hambre y sed, y podría alimentarse con lo que le sobra al otro medio.
Nuestra sociedad parece que ha optado por buscar la felicidad y el sentido de la existencia en los valores más materiales e individualistas de la técnica, el consumo, el poder, el control, la seguridad, el éxito, el dinero… Los valores más inmateriales como la espiritualidad, la cultura, la ética, la naturaleza, el amor, la solidaridad…quedan en un alejado segundo plano. Sin embargo, la desorientación personal y social permanece y crece.
La experiencia demuestra que esta inquietud no se calma con el analgésico de los valores materiales, necesita ser tratada con los valores del espíritu. Pensar que la felicidad interior de cada persona o de la sociedad tiene que ver exclusivamente con la dimensión material de la vida, con lo que tenemos, acumulamos y controlamos, es una falsa expectativa.
No se trata de despreciar la importancia de los valores materiales, pero sí de resituarlos y precisar que, si éstos son concebidos como fin y no como medio, deshumanizan la vida y la convivencia. Dejan de estar al servicio de la persona y de la sociedad, para convertirse en un valor absoluto que les pone a su servicio, provocando desorientación y pérdida de identidad. Los valores materiales necesitan un fundamento de valores humanistas que tienen que ser trabajados con nuestra sensibilidad más interior y espiritual.
Sabemos que esta reflexión se posiciona a contracorriente del mundo actual. No importa. Queremos decir claramente que el ser humano necesita recuperar su dimensión espiritual. Simplemente, se trata de vivir, cada uno desde donde esté y haciendo lo que hace, una experiencia personal de búsqueda espiritual, promover la espiritualidad en su vida ordinaria.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de esta hoja: El libro del Pueblo de Dios. Reflexiones P. Daniel Silva. Red Asís
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