Tiempo de cuaresma
Primer
domingo de cuaresma
Lecturas 1-3-20, Ciclo A
” Ven Espíritu Santo”
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos
y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas,
para que pueda saborearla y comprenderla, para
que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la
Verdad completa. Amén
El Señor Dios modeló al hombre con arcilla del
suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un
ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de la vida en medio del jardín y el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?»
La mujer le respondió: «Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: "No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte."»
La serpiente dijo a la mujer: «No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal.»
Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera. Palabra de Dios.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado. Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol de la vida en medio del jardín y el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: «¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?»
La mujer le respondió: «Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: "No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte."»
La serpiente dijo a la mujer: «No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal.»
Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera. Palabra de Dios.
Salmo 50, R: ¡Piedad, Señor, pecamos contra ti!
¡Ten piedad de mí, ¡Señor, por tu bondad, por
tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y
purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está
siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a
tus ojos. R.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y
renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni
retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu
espíritu generoso me sostenga. Abre mis labios, Señor y mi boca proclamará
tu alabanza. R.
Carta de Pablo a
los Romanos 5, 12-19
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en
el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres,
porque todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes
de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin
embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no
habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es
figura del que debía venir.
Pero
no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo
provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia
de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre
todos. Tampoco se puede comparar ese don con las consecuencias del pecado
cometido por un solo hombre, ya que el juicio de condenación vino por una sola
falta, mientras que el don de la gracia lleva a la justificación después de
muchas faltas. En efecto, si por la falta de uno solo reinó la muerte, con
mucha más razón, vivirán y reinarán por medio de un solo hombre, Jesucristo,
aquellos que han recibido abundantemente la gracia y el don de la justicia.
Por
consiguiente, así como la falta de uno solo causó la condenación de todos,
también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la
justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la
desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también
por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos. Palabra de Dios.
“Tú
eres mi refugio y mi escudo, yo
espero en tu Palabra” (Salmo 119, 114).
Santo Evangelio
según san Mateo 4, 1-11
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto,
para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus
cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú
eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes.» Jesús
le respondió: «Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios.» Luego el demonio llevó a Jesús a la
Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: «Si tú eres
Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus
ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con
ninguna piedra.»
Jesús le respondió: «También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.»
Jesús le respondió: «También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.»
El
demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los
reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: «Te daré todo esto, si te
postras para adorarme.»
Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto.» Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo. Palabra del Señor.
Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto.» Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo. Palabra del Señor.
Tiempo de
Cuaresma
«Mira los brazos abiertos de Cristo
crucificado, déjate salvar una y otra vez... Así podrás renacer, una y otra
vez» (n. 123).
*Fragmentos del mensaje
del Papa Francisco para la Cuaresma de 2020:
Queridos hermanos y
hermanas: El Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para
prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y
resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria.
Debemos volver
continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este
Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos
involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo
libre y generoso.
El Misterio pascual,
fundamento de la conversión. La alegría del cristiano brota de la escucha y de
la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús: el
kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan real, tan verdadero, tan
concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo»
(Exhort. ap. Christus vivit, 117).
Quien cree en este anuncio
rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra
vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de
dar la vida en abundancia (cf. Jn 10,10).
En cambio, si preferimos
escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45) corremos el
riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya
aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos
dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva. Por eso, en esta
Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya
escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira
los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y
cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que
te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate
purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123).
La Pascua de Jesús no es
un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual
y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que
sufren.
“Es saludable contemplar
más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de
Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un
‘cara a cara’ con el Señor crucificado y resucitado ‘que me amó y se entregó
por mí’. Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración
es tan importante en el tiempo cuaresmal”*
Reflexión: Las Tentaciones de Jesús en el desierto. La cuaresma es un tiempo privilegiado para
analizar lo hecho en nuestra vida y descubrir que, con demasiada frecuencia,
nos equivocamos, dando pasos que nos alejan del hombre pleno que nos propuso
Jesús. Se trata de tomar conciencia de que alcanzar la meta supone esfuerzo y
decisión para no caer en la trampa del hedonismo.
Las tentaciones de Jesús, y las nuestras, nos
advierten de la necesidad de esfuerzo para no ser engañados por el placer
inmediato que puede proporcionarnos poner nuestra mente al servicio de los
sentidos, las pasiones y los apetitos.
La primera tentación pretende convertir a Jesús en
oprimido y le ofrece liberarse a cambio de pan. La segunda le ofrece honor y
gloria a cambio de servidumbre. Tanto oprimir a otro como dejarse oprimir son
ofertas satánicas. La tercera es una oferta de poder desmedido sobre todo y
sobre todos los hombres. La opresión es el pecado, porque es lo que nos impide
ser humanos.
Las respuestas de Jesús nos pueden ayudar a tomar más
conciencia de que no sólo de “comida y poder” vive el hombre. El ser humano
necesita también cultivar el espíritu, conocer el amor y la amistad,
desarrollar la solidaridad con los que sufren, escuchar su conciencia con
responsabilidad, abrirse al Misterio último de la vida con esperanza.
Tiempo de Cuaresma, tiempo de amar
Con el Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de
Cuaresma, 40 días, que termina el Jueves Santo por la tarde, antes de la Misa
de la Cena del Señor.
Es un tiempo para revisar cuál es el camino que
nosotros estamos recorriendo en nuestra vida, qué imágenes de Dios me fui
“construyendo” y si es necesario “darse vuelta” y “desandar” ese camino que
venimos transitando, para encontrar el que Dios nos invita a recorrer. Por eso
decimos que cuaresma es tiempo para volver a Dios. En el lenguaje bíblico
la conversión significa la vuelta al camino de Dios.
Porque de esto se trata el gran desafío de la
conversión, es volver al Dios verdadero, al que se nos revela en la Biblia y en
la vida de Jesús.
En el camino de fe todos revivimos los pasos del
pueblo israelita en el desierto. Lentamente vamos conformando nuestro propio
becerro de oro, nuestra imagen de Dios. Por esto son tan necesarios los
espacios de conversión y vuelta a empezar. Porque en las cosas de Dios todos
somos simples aprendices que necesitamos decirle al Maestro: “enséñanos
nuevamente” para descubrir su rostro.
“Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus
senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres
mi Dios y mi salvador” (salmo
24)
Quien afirme no tener pecado es un mentiroso dice san
Juan. Quien decide a devolverle a Dios su lugar, empieza a preparar el camino
para una vida guiado por los proyectos de Dios.
El tiempo de la cuaresma que comenzamos, es un
¡detente!, un mirar para adentro, es reconocer que hemos caminado sin Dios
buena parte de nuestra vida. Es tiempo de descubrir cuánto tenemos que cambiar.
La Cuaresma es tiempo de desierto, pero de desierto en
medio del ruido y del mundo, en medio de la gente. Es allí donde estoy invitado
a encontrarme con Dios y los hermanos, allí donde debo retomar el
camino.
El centro, el corazón de la Cuaresma: son ¡los
hermanos! Revisemos nuestro servicio, nuestro amor, nuestro compromiso
liberador; así revisaremos nuestra fe; así viviremos espiritualmente nuestra
Cuaresma.
Jesús misericordioso en vos confío, amén.
Mi encuentro con Jesús
¡Con
la Palabra de cada domingo Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro,
para que experimentemos al Dios de la vida!”
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Bíblico San José
“Tu palabra es una lámpara a mis pies
y una luz en mi camino” Sal 119
y una luz en mi camino” Sal 119
Te esperamos todos los sábados a las
17 hs para compartir y reflexionar el evangelio de cada semana.
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