¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que
parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de
huesos de muertos y de podredumbre!
Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero
por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de
los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: 'Si hubiéramos
vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para
derramar la sangre de los profetas'!
De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron
a los profetas.
¡Colmen entonces la medida de sus padres! Palabra del Señor.
Jesús se pronuncia contra los doctores de la ley y los fariseos de su tiempo, criticando la falta de coherencia entre palabra y práctica, entre interior y exterior. Jesús condena a los que tienen una apariencia ficticia de persona correcta, pero cuyo interior no coincide con lo que quieren aparecer por fuera. Al leer este Evangelio puedo reflexionar, ¿me identifico? ¿Resuena algo en mi corazón? ¿Me preocupo más de la opinión de los demás que de mi propia vida? ¿Qué voz escucho más en mi interior, la de Dios o la de los demás? ¿Para quién estoy viviendo, para parecer algo que no soy, para ser lo que los demás quieren que sea o lo que Dios quiere que sea? (Catholic.net y Orden de las Carmelitas)
Ven Señor Jesús, te necesito.
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