San Lucas 7,31-35.
Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los
hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre
ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos
fúnebres, y no lloraron!'. Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni
bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'. Llegó el Hijo del hombre,
que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y
pecadores!'. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus
hijos.» Palabra del Señor.
Hay momentos en la vida en que parecería que nada nos viene bien. Siempre encontramos un pero, una queja. Jesús con cierta ironía nos invita a reflexionar sobre esa situación, y nos cuestiona la forma de posicionarnos frente a la vida como es.
La más de las
veces, el que nada nos venga bien no tiene que ver con lo que pasa por fuera
nuestro, sino en nuestro interior. Así, lo que aprobamos o desaprobamos de los
demás es algo que aprobamos o desaprobamos en nosotros mismos. Y terminamos por
no comprometernos con nada.
Por ello,
conectarnos con nuestra interioridad y en ella con la presencia del Dios de la
vida que nos habita nos permite pararnos frente a la realidad con una mirada
positiva y descubrir la belleza escondida que sólo se reconoce gracias a la
sabiduría.
Ven Señor Jesús, te necesito. http://miencuentroconjesus1.blogspot.com/
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