«¡Ay de
ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las
legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto,
sin descuidar aquello.
¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las
sinagogas y ser saludados en las plazas!
¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales
se camina sin saber!".
Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas
así, nos insultas también a nosotros». El le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas
insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!» Palabra del
Señor.
Jesús señala la
mala conducta de aquellos que viven sin autenticidad, sin coherencia. Muestran
algo por fuera, pero por dentro están vacíos de sentido.
El Señor dice:
“¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las
sinagogas y ser saludados en las plazas!”. Los fariseos siempre creían ser
mejores que los demás por cumplir con las leyes, les gustaba el reconocimiento
y ocupar las miradas de todos. Muchas veces nosotros también caemos en eso. Sin
querer a veces, pero nos gusta que reconozcan lo que hacemos bien, que nos
quieran, que nos nombren.
Busquemos por
encima de todo el amor de Dios, que no seamos impedimento para que nuestros
hermanos puedan encontrarse con la salvación. Que nuestras actitudes permitan a
nuestros hermanos encontrase con la dignidad y el derecho que nos procura el
mismo amor de Dios. Que seamos un sendero auténtico que encamine a nuestros
jóvenes hacia el encuentro sincero con Dios. (donbosco.org.ar, Dominicos. org)
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