” Ven Espíritu Santo”
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén
“El servicio a Dios. Somos simples
servidores”
Libro de Habacuc 1,2-3.2,2-4.
¿Hasta cuándo, Señor, pediré
auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia", sin que
tú salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión?
No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la
discordia.
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para
que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento
fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala,
porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta,
sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad. Palabra de Dios.
Salmo 94, R: ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!
¡Vengan,
cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos
salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor!
R
¡Entren,
inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas
conducidas por su mano. R
Ojalá
hoy escuchen la voz del Señor: "No endurezcan su corazón como en
Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me
tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras. R
2º Carta de S. Pablo a
Timoteo 1,6-8.13-14. Querido hijo: Te recomiendo
que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque
el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza,
de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni
tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los
sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la
fortaleza de Dios. Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a
Cristo Jesús que has escuchado de mí. Conserva lo que se te ha confiado, con la
ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 17,3b-10
Dijo
el Señor a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se
arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas
vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El respondió:
"Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa
morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les
obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado.
Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la
mesa'? ¿No le dirá más bien: '¿Prepárame la cena y recógete la túnica para
servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le
mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos
simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". Palabra
del Señor.
Seguimos caminando junto con
los discípulos en el seguimiento de Jesús rumbo a Jerusalén, en la “subida” el
evangelio de Lucas nos va haciendo vivir con sumo cuidado las lecciones más
importantes del discipulado, de manera que “el discípulo bien formado siga los
pasos del Maestro.
Salta a la vista que el discipulado es siempre con-discipulado, es decir, no se camina aislado de los demás porque el de Jesús es un camino compartido, comunitario. Pero es evidente –y lo sabemos por experiencia- que nunca faltan las dificultades: los roces, los malentendidos, los abusos, las negligencias, las personalidades fuertes o las muy frágiles. En la sociedad humana es inevitable que haya personas que con su ejemplo, consejos o acciones arrastren a otros a situaciones no deseadas, en particular a los pequeños, es decir, a los que, por su edad, su simplicidad, falta de formación o condición social son más vulnerables. Lo que ocurre en la sociedad puede también suceder en la comunidad de Jesús. Por eso Jesús ahora va tocando una a una algunas de estas realidades, sentando posición al respecto nos dice que tengamos cuidado de no caer en ellas, el peligro de los escándalos, es decir, el volverse piedra de tropiezo en el camino de otro; y la necesidad de perdonar los pecados de los hermanos hacia fuera o contra uno.
Después de estas líneas sobre la conflictividad en las relaciones de repente se escucha el grito de los discípulos: “¡Auméntanos la fe!”. Los discípulos sienten que no es fácil superar los escándalos y ofrecer el perdón, reconocen la impotencia personal, por eso surge de sus corazones la súplica por el crecimiento en la fe, es que piden que se les aumente la fe como el recurso para lograrlo.
“¡Señor, auméntanos la fe!” es un grito que se debe haber escuchado más de una vez ante situaciones difíciles en la convivencia: “¡Es imposible!”, “¡No me siento capaz!”, “¡No se lo merece!”. En el fondo podría haber un sentimiento de desesperanza frente a la vida comunitaria donde varias veces al día puede haber conflictos. Pero además de este ambiente comunitario, y puesto que se trata expresamente de una petición de los “apóstoles”, la súplica por el crecimiento en la fe está relacionada con la tarea propia de los apóstoles. Ellos fueron llamados solemnemente por Jesús y han sido investidos con “autoridad y poder sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades”. Su capacidad para obrar milagros está relacionada con el don de la fe que es lo que en última instancia los realiza.
El crecimiento de la fe. La respuesta de Jesús, lejos de ser simple, parece agudizar el asunto, suena a reclamo: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza…”. Es decir, una poca cantidad de fe es capaz de hacer obras impensables. El referente es un “grano de mostaza”, que es una hortaliza de grano muy pequeño y que crece hasta formar un arbolito que puede alcanzar incluso unos tres metros, por eso en la parábola es imagen de algo extremadamente pequeño que llega a ser grande.
La clave de la fe pascual. Para la obra lucana la fe es la respuesta al anuncio del mensaje sobre el poder de la resurrección del crucificado, es la acogida total de la Palabra –fuerza vital de Cristo que germina en el oyente.
La necesidad de la humildad a la hora de cumplir
con las responsabilidades. “El
siervo que regresa del campo”. La parábola interroga directamente a los
discípulos. Para ello se vale de la descripción de la vida cotidiana de un
esclavo que después de haber trabajado en el campo de su patrón (sembrar el
campo, pastorear los rebaños) y, como se ve enseguida, debe atender las tareas
domésticas; el servicio ocupa completamente su
vida.
El hecho es que –según la parábola- el regreso a casa de este siervo, no le da tregua a sus oficios porque aún tiene que trabajar en los deberes caseros antes de descansar: el servicio a su patrón va primero que la satisfacción de sus necesidades personales como es la comida.
El cumplimiento de todas estas tareas no lo hace acreedor a ninguna recompensa, no es la base para reclamar derechos, lo que le queda es la satisfacción del deber cumplido.
Llegamos al momento crítico de la parábola. Una vez que se ha estado de acuerdo con lo anterior parece tener que aceptarse también el que la jornada del siervo no termine con un “gracias” por parte del patrón. Suena un poco chocante, pero se comprende en el contexto de la manera de funcionar del sistema esclavista antiguo. Todo se basa en el hecho de la pertenencia total del siervo a su señor: el cumplimiento de los deberes no pone al patrón bajo obligación. Ahora bien, el hecho de que el patrón en principio no tenga obligación no quiere decir que gratuitamente no pueda agradecer.
El servicio a Dios. La conciencia del
servidor de Jesús es la de una persona que, abandonada en la fe, con la vida
centrada en su Señor, se da sin reservas y con gratuidad en el servicio
aspirando siempre al cumplimiento cabal de su “deber”. Recordemos en el
evangelio el término “deber” está relacionado con el cumplimiento del proyecto
de Dios; según esto entonces obrar por puro “deber” es obrar por puro “amor”.
La parábola está dirigida a los discípulos, y como tal, les pide que revisen su actitud: el servicio a Dios y a los hermanos –que tiene como fundamento la experiencia de la fe- no da ni adjudica derechos para paga alguna. Tampoco autoriza para andar proclamando a los cuatro vientos lo que se ha hecho. Ni la pretensión ni la vanidad pertenecen al espíritu de Jesús. El servidor de la comunidad puede sentirse feliz por el hecho de haber cumplido bien su tarea.
La regla de conducta comunitaria ha de ser, la gratuidad, la disponibilidad absoluta para darlo todo sin esperar nada a cambio.
Hoy nosotros “como servidores”. ¿Con qué actitud nos presentamos ante Dios? ¿Qué cosas nos impiden ponernos al servicio del otro?
Jesús misericordioso en vos confío, amén .
Francisco: En el servicio humilde está la fuerza y la alegría del cristiano.
Que el Señor nos dé estas dos gracias grandes: la humildad en el servicio, a fin de que podamos decir: ‘Somos siervos… hasta el final; y la esperanza en espera de la manifestación, cuando el Señor venga a encontrarnos”
“Te ofrezco, Señor”
"Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti.
Te ofrezco mis palabras,
ayúdame a hablar de ti.
Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad.
Te ofrezco mis penas, ayúdame
a sufrir por ti.
Todo aquello que quieres Tú,
Señor, lo quiero yo, precisamente
porque lo quieres tú, como tú lo quieras y
durante todo el tiempo que lo quieras.
“Señor enséñanos a orar”(17° domingo)
¿Cuál es mi verdadero tesoro? (18° domingo)
“La espera vigilante del discípulo” (19° domingo)
“Sin fuego, no es posible” (20° domingo)
“Traten de entrar por la puerta estrecha” (21° domingo)
“Felices los justos” (22° domingo)
“El que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo” (23° domingo)
“Dios sale a nuestro encuentro” (24° domingo)
“No podemos servir a Dios y al dinero, tenemos que elegir” (25° domingo)
“Romper la indiferencia” (26° domingo)
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Misioneros Oblatos. Fray Marcos. Servicio Bíblico Latinoamericano.
Círculo Bíblico San José
“Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino” Sal 119
Te esperamos todos los sábados a las 16 hs para compartir y reflexionar el evangelio de cada semana.
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