y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».
16 De su plenitud, todos nosotros hemos participado
y hemos recibido gracia sobre gracia:
17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 Nadie ha visto jamás a Dios;
el que lo ha revelado es el Hijo único,
que está en el seno del Padre.
(San Juan 1, 14-18)
San Juan nos presenta en el prólogo del Evangelio un movimiento, un fluir de Dios hacia nosotros. El trayecto es de arriba hacia abajo, de lo divino a lo humano y de las tinieblas a la luz. Con este obrar incesante, Dios nos busca. Con este llegar hasta nosotros, quiere levantarnos. Con esta presencia del Hijo en nuestro mundo, quiere que todos redescubramos nuestra condición de hijos e hijas muy amados. Jesús es el Enviado de Dios, su Palabra por excelencia, que vino a este mundo para hacernos conocer al Padre. (donbosco.org.ar)
No hay comentarios:
Publicar un comentario