“El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro” (Lc 6,40)
En el seguimiento de Cristo, viviendo de acuerdo con sus mandatos, pasamos de creyente a ser discípulo y apóstol de Jesús. Ser discípulo no es solamente escuchar y gustar de las enseñanza del Maestro, sino ponerla en práctica una y otra vez… ¡hasta que se perfeccione, y se vuelva como el Maestro! Es seguir sus pasos.
Renuévame Señor Jesús, ya no quiero ser igual. Renuévame Señor Jesús, pon en mí tu Corazón, porque todo lo que hay dentro de mí necesita ser cambiado Señor, porque todo lo que hay dentro de mi corazón necesita más de Ti. Amén
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