Hoy la Palabra me lleva a reflexionar: Salta a la vista, en estos versículos, la duplicidad entre “interior” y “exterior”; entre lo que se muestra y lo que se oculta; entre lo que se ve y lo que no se ve.
Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón... Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado... En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie»
Ven Señor Jesús, te necesito!
(Ref.: donboco.org.ar, dominicos.org evangeli.net)
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