Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego
sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla
plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he
venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia
estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y
el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la
suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra". Palabra del Señor.
“Yo he venido a traer fuego…”. Con un estilo claramente profético, la imagen del fuego nos invita a acercarnos al misterio de manera más ardiente y apasionada. El fuego que arde en su interior es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren. ¿Dónde es posible sentir hoy el fuego de Jesús? ¿Dónde se vive de manera apasionada siguiendo sus pasos?
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Si estas palabras duras, a veces desconcertantes, las referimos a nuestra propia historia personal, nuestras relaciones sociales, comunitarias, eclesiales...Sabemos que mantener la coherencia con nuestra fe, en nuestra vida, en nuestro trabajo, en nuestra profesión, mantenernos fieles a los valores del evangelio, perdón, solidaridad, justicia… ¿no ha sido con frecuencia causa de división, de lucha con nosotros mismos o con nuestro entorno? (donbosco.org.ar, Dominicos. org)
Ven Señor Jesús, te necesito
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