El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día’”. Y las mujeres recordaron sus palabras. Palabra del señor.
Hoy también Señor comienzo este hermoso día que me regalas
buscando encontrarte, quiero abrazarte con la oración que sale de mi alma, sáname
de todos mis males físicos y espirituales, acompañame con tu espíritu Santo en
todo lo que tenga que hacer, que experimente en mi ser, la alegría y Paz que
vos me regalas.
Ven señor Jesús, te necesito.
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